Capítulo 29

4.5K 357 24
                                    

Anastasia.

Desde que llegue al trabajo el señor Hyde no ha salido de su oficina. Por un momento creí que había faltado, luego escuche ruido y posteriormente un grito de dolor, supongo, no estoy muy segura. Me asuste un poco así que fui a tocar a la puerta de su oficina, le pregunte si todo estaba en orden y respondió que sí, con la voz un poco ahogada.

Tamborileo mis dedos en la mesa, casi es hora de la comida y Jack sigue sin salir ¿Debería decirle al guardia? Tal vez tiene algún problema familiar ó algo relacionado con WHP. Cuando estoy por tomar mi bolso y salir, se escucha el sonido de la puerta abriéndose. Jack intenta poner buena cara, pero toda su facha lo delata ¿Con quién se ha dado de golpes? Tiene el labio partido, el traje arrugado, y parece que se la ha pasado llorando.

Me acerco a él—¿Estás bien? ¿Sucedió algo malo? —Comienza a llorar.

—Ana, lo siento mucho— Se pasa una mano por el cabello —De verdad lo siento, pero no tengo otra opción.

¿Qué diablos sucede? Porque decir todo eso —¿Qué pasa? —Empiezo a tener esa horrible sensación de miedo —¿Vas a despedirme? — Niega con la cabeza —Entonces, ¿qué pasa? Responde— Señala sobre su hombro su oficina.

—Entra.

—¿Por qué?

—Entra.

¿Debería entrar? Su expresión acabada me da a entender que si no lo hago, él lo hará por mí. Cojo un poco de valentía, me encamino a su oficina. Jack viene detrás de mí. ¡Mierda! Mierda. Mierda. ¿Es José? De pie frente al escritorio con una sonrisa de satisfacción, tiene los nudillos con sangre. Sonríe al verme. Jack sale de la oficina y cierra.

—Mi amor— Estoy aterrada. ¿Qué hace aquí? ¿Qué le hizo a Jack?

—¿Qué... qué haces aquí? —Tartamudeo, las piernas me tiemblan y mi corazón va a mil.

—Oh, nena, nena. ¿No te alegras de verme? — Intenta acercarse a mí, doy un paso atrás.

—No. ¿Qué quieres? Dijiste que estaría muerta para ti.

—Ana, ¿Cómo pudiste creerte eso? —Habla con cinismo.

—¿Qué quieres? — Solo dime qué diablos quieres, maldita sea.

—A ti.

¿Qué? No. Comienzo a reír ¿Qué carajo?

—Olvídate de mí. Lo nuestro termino.

—¿Es por ese maldito ricachón? Siempre supe que el dinero era importante en tu vida, Anastasia. Y cuando te conseguiste un novio joven con dinero vas y te arrastras por él. A sabiendas de que tu y yo seguíamos juntos, maldita zorra.

—Christian no tiene nada que ver en esto.

—¿Ah, no? —Pregunta entre dientes.

—No.

Se acerca a mí, con una mano toma mi mentón y me lleva hacia atrás, golpeando mi cabeza con la puerta. Esto duele—Maldita zorra, por eso te largaste a vivir con él cuando tenías que huir conmigo. ¿Por qué, Ana? Preferiste su dinero que a mí.

—Tenía una deuda con él— Respondo con esfuerzo. Mis ojos pican.

—¿Y meterte en su cama era el pago?

—A ti qué diablos te importa.

—Me importa porque tú eres mía.

—Yo no soy tuya, entiéndelo. Hazte la pregunta: ¿Por qué después de tanto tiempo estoy con él? —La rabia se apodera de mí—Porque lo amo.

Yo te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora