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El amor era tan puro, como la naturaleza de los Ángeles

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El amor era tan puro, como la naturaleza de los Ángeles. El amor era tan hermoso, como las alas de los Ángeles. El amor era tan real, como la bondad de los Ángeles.

El amor era tan inestable, como lo eran los Ángeles.

Porque por muy hermosos que fueran ellos, como siempre se contaba en todas las historias, de generación en generación hasta la actualidad, los ángeles tenían un lado que no podían mostrar.

Un lado que, ante cualquier ojo humano, sería digno de pertenecer al mal, o a su misma especie.

Lo que decían era cierto, nada es perfecto, ni los serafines. Las hermosas criaturas de alas blancas, que brillaban en cualquier lugar, mantenían su luz lo más fuerte posible, para esconder la oscuridad que habitada en ellos.

Porque tan perfecto como era Lucifer, fue el primero en traicionar a Dios.

Había excepciones, sí. Seres de luz que llegaban a ser realmente buenos, seres que se debían mantener en la ignorancia de lo que realmente pasaba, porque ellos mantenían al cielo estable, ellos centraban al universo.

Y era una pena, que justamente uno de ellos, haya caído.

°°°

Era cuestión de tiempo, para que las cosas terminen rompiéndose. Todos lo sabíamos.

Faltaba un poco más.

Al principio, pensaba que no debía hacerlo, que era incorrecto, porque no estaba destinada a esto. Yo había nacido para guiar y cuidar a los amados hijos del creador.

Pero luego dejó de importarme, porque una de las leyes era "Amar a tu prójimo".

Yo solo lo cambié un poco.

Porque mientras mirada el perfil tan bonito de Jungwoo, su nariz curva, labios rellenos y pestañas largas, tomé mi decisión.

Porque recordé la desconocida mirada de Kun, mis gimoteos de dolor, y cómo actuaron las Dominaciones.

Eran los humanos quienes tomaban decisiones apresuradas, se dejaban llevar por la situación y solo decían lo que sentían en ese momento.

Así como ellos son tu creación, yo también, Padre. Siempre habrá una conexión entre nosotros por más pequeña que sea, y si ellos fallan, también tengo el derecho de hacerlo.

No estaba segura de si él me quería. Si seguía siendo su capricho o me veía como algo más, nunca me lo dijo, y tal vez nunca me lo diría, pero por este momento, quería hacer lo que mi corazón me pedía.

Y mientras estábamos solos, escuchando los gritos de las almas perdidas, agarrados de la mano, solo tuve que girar su cara y plantarle un beso.

Y a lo lejos, sentí la rabia de Kun crecer, porque él sintió lo que hacía.

GREED | Kim JungwooWhere stories live. Discover now