Capítulo 5

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     Cada etapa de la vida de la mujer se había vuelto repetitiva, y cuanto no le asustaba aquello.

     Las mismas cuatro paredes frías que alguna vez la encasillaron. La misma mesa que había golpeado con frustración. Una circunstancia idéntica que la volvió a arrastrar hacia ahí.

     Y como si fuera poco, el mismo agente que ya no necesitaba ser su interrogador para poder exprimir la verdad de sus acciones, pues todo había sido destapado ya.

     Temprano en la mañana, la fémina estaba aislada de la sociedad al estar metida en la sala de interrogatorios del edificio de la Comisión de Seguridad Pública; la misma en donde todo comenzó y donde el calvario mayor tomó lugar.

     Pero, a diferencia de cómo lo estuvo ella en su primera visita, ahora la mujer no estaba metida en su papel de "pobre viuda" para mentir y fingir descaradamente al no ser más la cómplice del villano de las explosiones.

     En ese momento, únicamente se encontraba en la silla que recordaba de aquella estancia; sin el estrés de sacarse la actuación de su vida frente al agente, pero sin sentir alivio por la tensa situación que la ligaba con esa organización.

     Y teniendo el agente una humeante taza de café recién servida, el hombre se mecía sobre las patas traseras de su silla con aires alivianados. Sobrado y con una engreída aura que denotaba al sorber su bebida con la mirada fija en la mujer al otro lado de la mesa.

     No obstante, los ojos de la fémina estaban clavados en el periódico que le arrojó el agente cuando entró y repasaba una y otra vez su lectura sobre la primera plana de las buenas nuevas de ese día.

      La condena del agente se había cumplido, y ese titular que exponía el encarcelamiento de Dynamight en el Tártaro, la confirmaba.

—No pretendo retenerla demasiado aquí, Sra. Bakugo, pero aun así tenemos que hablar —señaló el hombre al tragar su café mientras se mantenía atento a la reacción de la fémina.

—¿Qué más quiere de mí? Ya obtuvo lo que quería —tajó ella con la voz seca y rasposa dentro de su amplio hastío.

—Usted fue partícipe de los atentados, le guste o no. Aún tiene que dar las últimas declaraciones —objetó el hombre más interesado en el vaho que desprendía el líquido de su taza que en la nula abertura de la mujer en hablar.

—No fui la que hizo las explosiones —expresó la fémina con amargura e, incluso, impertinencia.

—Y solo por eso es que no está en el Tártaro junto al desgraciado de su esposo. Pero, usted contribuyó al plan de Dynamight, empezando por el contrabando de equipo heroico no autorizado... Eso sí fue usted, ¿o me equivoco? —habló sin titubeo el agente por el resultado que su fructífera investigación había arrojado en el momento en que descubrió a la esposa de Dynamight metida en todo—. Tenemos las declaraciones de la secretaria que trabaja para la empresa de la Srta. Hatsume, así que no pretenda lavarse las manos, porque otras personas empezarán a salir perjudicadas por culpa de sus acciones... Nada más son unas preguntas, Sra. Bakugo. Colabore y más rápido nos largaremos de la vida del otro.

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𝐎𝐮𝐫 𝐏𝐚𝐬𝐭𝐬 𝐀𝐬𝐡𝐞𝐬 [𝗕𝗮𝗸𝘂𝗴𝗼̄ 𝗞𝗮𝘁𝘀𝘂𝗸𝗶 -𝗩𝗶𝗹𝗹𝗮𝗶𝗻-]Onde histórias criam vida. Descubra agora