25 - Hacer la alacena

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Domestic Fratt + Adoptive parents

Cada cierto tiempo, Murdock y Castle rellenaban la alacena de la cocina y el pequeño cuarto donde guardaban objetos de limpieza. Desde que obtuvieron la custodia de la pequeña Amy, tenían que mantener el orden en casa y desaprender hábitos de sus alocadas vidas como pareja sin hijos.

Frank le ayudaba al pelirrojo a vaciar especias en distintos frascos, siempre en los envases específicos. Porque, a pesar de que tenían escrito con tinta qué contenían, cada uno de esos jarros tenía además una etiqueta de papel atada a ellos en las que venía escrito en braille los nombres de aquellos condimentos. Así, Murdock podía cocinar sin problemas cuando Frank no lo hacía y Castle podía seguir recetas sin salirse del margen tratando de intercambiar paprika por pimienta.

—El azúcar no va ahí —le dijo Matt, cuando escuchó que Frank ponía el frasco sobre la barra integral.

Y es que ellos siempre ponían el azúcar en las partes altas, porque habían descubierto que la razón por la que esta se acababa tan rápido era porque a Amy le gustaba robarla en cucharadas, lo que explicaba todas las veces que se rehusaba a dormir temprano o a mantenerse quieta.

—Cierto —replicó Frank con una leve sonrisa, hasta que recordó algo y empezó a mirar alrededor— ¿Está la pequeña monstruo cerca?

—Nah —dijo Matt, asegurándole además que estaba en su habitación haciendo algo de tarea.

Frank se acercó al refrigerador y obtuvo un bote de helado del apartado del congelador. Matt sonrió cuando escuchó el sonido de las cucharas que el pelinegro tomó del cajón.

—Tú, yo, este helado y el cuarto de limpieza —susurró Frank—. Ahora.

El pelirrojo siguió a su esposo conforme se escabullían a ese pequeño espacio de su hogar, el único lugar en el que Amy nunca podría encontrarlos comiendo nieve.

¿Era cruel esconderse de su hija para comer postre? Probablemente, pero tenían sus razones. Por ejemplo, que Amy se volvía bastante energética si engullía azúcar; y que siempre pedía más de una ración, lo que le quitaba el apetito a la hora de cenar; además, siempre terminaba con las manos pegajosas y pasaba por la casa tocando todo, ensuciando ropa y muebles con ellas. 

La niña y el helado eran una mala combinación, inclusive una peligrosa porque una vez dejó un vasito de helado en el suelo y, sin darse cuenta lo derramó; lo cual no era peligroso hasta que la nieve se derritió y Matt pasó caminando por la sala llevando el canasto de la ropa limpia. Murdock tuvo suerte de que solo era ropa esa vez, pero no la suficiente porque definitivamente tuvo que lavarla de nuevo.

Por eso era justo que ocultaran ese tesoro de la pequeña castaña.

—No te rías, nos va a escuchar —dijo Frank en un susurro antes de engullir una cucharada.

El espacio era pequeño, estaban de pie uno frente al otro, rodeados de artículos de limpieza y jabones bajo una débil luz amarillenta.

—Está bien, no sabrá que estamos aquí —reclamó Murdock al mismo volumen, elevando el rostro en dirección al pelinegro.

Castle sonrió al ver al pelirrojo, le encantaba que no usara sus anteojos cuando estaba en casa y le causaba gracia que tuviese algo de nieve en la comisura de sus labios. Sin pensarlo mucho, acercó su mano algo helada a la mejilla de Murdock y, con su pulgar, limpió aquello.

—Nunca se sabe con ella, se está volviendo lista —dijo Frank.

—Demasiado.

—Yup, de hecho se ganó un reporte ayer —reveló Castle, mirando a otro lado anticipando la molestia del pelirrojo.

—¿Qué? —frunció Matt el ceño— ¿Por qué no me lo dijiste? Ya es muy tarde como para regañarla por eso.

Frank no respondió. No podía explicarle que, de haberle dicho, habrían tenido que cancelar "su noche" que sucede solo cuando Karen puede ayudarles a cuidar de la niña para que ellos puedan tener tiempo marital a solas.

—Y, ¿qué hizo? ¿falló en alguna clase?

—No... —dijo Castle tras comer otra cucharada de helado—, un niño se burló de su amiga, así que lo pateó en la zona sur.

Matt hizo un esfuerzo para evitar contener la risa, pero era inútil, la curva en sus labios estaba allí y, mientras negaba con la cabeza, los hoyuelos en sus mejillas se marcaban más. La sonrisa se volvió una carcajada moderada.

—Definitivamente es nuestra hija —asintió el pelirrojo.

Afuera se escuchó la puerta de madera moverse y los pasos de la pequeña acercarse por el pasillo, llamando a sus padres. 

—Oh-oh... —exclamó Matt siendo interrumpido por el dedo índice de Frank que se posó sobre sus labios, pidiéndole silencio.

—Si nos callamos, se irá... huele el miedo.

Matt exclamó algo inteligible que podría haberse traducido como "Si no quitas tu dedo, lo morderé".

Frank reprimió una carcajada al escuchar a la niña cuestionar en voz alta la posibilidad de que hayan desaparecido o de que hayan sido abducidos por alienígenas. Amy se cansó de gritar en busca de sus papás, caminando por la sala y asomándose por la ventana. Sabía que era día de hacer la alacena porque habían pasado parte de ese sábado entre tiendas, además de que había visto a sus papás ordenar todo... una idea cruzó su mente y se encaminó a la cocina.

Ambos hombres se permitieron respirar cuando los pasos se alejaron, pero inmediatamente después el ruido en la cocina los desconcertó. Era el sonido de las cucharas del cajón seguido por los envases de vidrio en la barra integral siendo destapados.

Murdock temió lo peor.

—Frank... ¿sí subiste el frasco de azúcar a la repisa alta?

Castle se mantuvo quieto, sosteniendo su vaso de nieve—: Oh, no.



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Nota de Autor:

Esta idea la tenía desde hace rato y hasta me dieron ganas de hacer una colección de shots Fratt que sean exclusivamente domésticos porque, seamos honestos, son muy tiernos. Creo que este en especifico es de los más fluffy <3

Si quieren más de ellos teniendo a Amy como hija, díganme porque es muy divertido escribir cómo le saca canas verdes a sus papás jsjsjs.

Flufftober FrattWhere stories live. Discover now