─ ❝🍓:: 𝐀𝐁𝐂 ; ℍ𝕒𝕣𝕦𝕟𝕠 𝕊𝕒𝕜𝕦𝕣𝕒 ִֶָ

❛❛❲🍨- 𝕮 ⨾⨾ 𝑰𝒕𝒂𝒄𝒉𝒊 𝑼 ִֶָ

ˑ
ˑ
ˑ
- ̗̀ 𝑪𝒆𝒓𝒆𝒛𝒐 ִֶָ ִֶָ ִֶָ ⸙

«Oh...»

No era un secreto para nadie que Uchiha Itachi era un fan de los Dangos, y que era habitual verlo degustando el dulce con un té matcha.

Pero aquel día no había de ese tipo de té en su casa, y al parecer ni en ninguna otra localidad en toda Konoha. Comenzaba a exasperarse, ¿cómo puede ser que las tiendas de té y los comercios estuvieran todos cerrados? Que él recordara no era ninguna fecha importante...

Pareciera ser que los dioses escucharon sus súplicas, pues no pasó ni un minuto más cuando dio con una tienda abierta; se trataba de una tienda de dulces y té de todos los tipos. 

Ja, el universo sí tiene sus favoritos.

El joven Uchiha se adentró sintiéndose dichoso. Se sentó en una de las sillas y no pasó ni tres minutos antes de que le tomaran la orden, pero oh sorpresa, ellos tampoco tenían té matcha...

Pero yo no soy uno de ellos...

Ya qué, pensó. Solo pidió unos dangos y la especialidad de la casa. El joven que lo atendió tomó su orden y se marchó. Decidió verle el lado positivo a la situación: era una oportunidad para probar cosas nuevas. 

Solo se distrajo un segundo mirando la ventana admirando el buen clima y ya pudo sentir el vapor de una taza humeante. Wow, estaba maravillado por el buen servicio.

— ¡Orden lista! ¡Unos dangos y la especialidad de la casa: té de cerezos! 

Itachi estaba tan distraído contemplando su pedido que no se percató de la chica que trajo su orden, sino hasta escuchar su voz.

— Wow... — fue lo único que llegó a pensar en su interior. 

Era una niña de su edad, pero con unas características que nunca antes había visto. Cabello rosado, piel nívea y unos lindos ojos verdes. Miró los dangos y luego a la chica, y así fue intercambiando su mirada; dango-chica-dango-chica.

— Gracias... — alcanzó a murmurar, pero la chica ya se encontraba lejos como para escucharlo.

Itachi realmente comenzaba a creer en el universo. En su cabeza tomó nota, por si acaso, de ya no volver a bromear con eso.

Aún luego de que la chica se haya retirado a tomar la orden de otras personas con una dulce sonrisa en su rostro, Itachi la seguía viendo. ¡Parecía la humanización de los dangos!

Sacudió la cabeza volviendo a la realidad, cayó en cuenta de qué debía haberse visto raro el que siguiera con la vista a la chica por más de cinco minutos...

Sus ojos se desviaron hacia el té que tenía en frente. Así que té de cerezos, ¿eh? No tenía mala pinta y el color rosa pálido era adorable, no veía porque no darle una oportunidad.

Tenía un sabor dulzón, pero no lo suficiente para opacar al de los dangos. Admitía que era una muy buena combinación, entendía totalmente por qué era la especialidad de la casa. Definitivamente, vendría aquí más seguido. Mientras seguía bebiendo, le echaba una que otra mirada rápida de reojo a la joven.

Estaba seguro de no haberla visto antes, mucho menos en la academia, por lo que suponía que la niña debía de ser una civil. Desde el punto de vista ninja era una lástima, ya que tenía una considerable cantidad de chakra. Pero desde el punto de vista propio, pensó que ella estaba mejor así; el mundo Shinobi era despiadado y siempre te encontrabas en peligro de una u otra forma.

— ¡Sakura! — se escuchó una voz femenina exclamar desde la cocina.

Itachi se percató de como la joven se apresuró a entrar en la cocina tras la exclamación. Entonces ella se llamaba Sakura... le quedaba como anillo al dedo.

El azabache dejó el dinero sobre la mesa y se retiró del local, prometiéndose así mismo que volvería mañana sin falta e intentaría entablar una conversación con la chica. Por ahora, debía apresurarse, de lo contrario, su padre se enfadaría con él.

De camino al distrito Uchiha el viento sopló fuertemente, trayendo consigo flores de cerezo. Itachi alzó su mano para atrapar una, pero solo alcanzó a capturar un pétalo. 

Llevó el pétalo a sus labios y lo besó con ternura.

Ahora tenía una nueva flor favorita.