Había una vez una vieja profecía, una que decía que un guerrero con los poderes de un Fénix estaba destinado a proteger a Narnia de cualquier daño que pudiera surgir en su camino.
La mayoría ha renunciado a esta profecía y los pocos que aún creían e...
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NERISSA
Un golpe insistente en nuestra puerta me despierta y Peter gime a mi lado.
"¡Abrir!" La voz de Edmund grita desde el otro lado, sonando aterrorizada.
"¿Qué demonios está pasando?" Peter se queja mientras desenreda sus extremidades de las mías antes de ponerse una camisa al azar, caminar hacia la puerta y abrirla.
"Vestíos. Tenemos que llegar a la sala de la mesa de piedra".
"¿Por qué?" pregunté, quitándome las sábanas y saliendo de la comodidad de nuestra cama.
"Es Caspian". Es todo lo que tiene que decir antes de que corra por la habitación y recoja mis cosas, Peter haga lo mismo: "Nikabrik lo está usando para convocar a la Bruja Blanca".
Maldigo por lo bajo, antes de correr hacia la puerta, solo para que Peter me detenga.
"Nerissa, ¿estás segura de que estás lista para esto?" Él pregunta: "Deberías quedarte. Iremos en tu lugar".
"Peter, es mi hermano".
"Cuidaremos de él, lo prometo". Él dice.
"Iré." Le lanzo a Peter una mirada de disculpa mientras sigo a Edmund hacia la puerta.
Oigo a Peter maldecir por lo bajo detrás de mí, antes de correr tras nosotros.
Mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho mientras hacíamos una carrera loca hacia la sala de Piedra, pasando filas de antorchas que se alineaban en el pasillo.
Podía escuchar voces apagadas mientras nos acercábamos a la habitación, haciendo que mi estómago se retorciera con inquietud.
"Espera, esto no es lo que quería". La voz de Caspian flota por el pasillo, haciéndome acelerar.
Cuando finalmente llego a la sala de Piedra, veo a mi hermano parado en el medio. Ante él había un bloque de hielo y la figura fantasmal de la Bruja Blanca parecía como si estuviera suspendida en él.
Nikabrik estaba junto a Caspian, y con ellos estaban criaturas que no había visto en mucho tiempo: un hombre lobo y una bruja.
"Solo una gota de la sangre de Adam y me liberas". Escucho a la Bruja decir: "Entonces soy tuya, mi Rey".
Caspian duda y da un paso atrás, pero el hombre lobo se acerca y lo arrebata.
"¡Caspian!"
Corriendo hacia adelante, desenvaino mi espada justo cuando el hombre lobo se arrastra sobre la mesa de piedra y salta hacia mí. Cortando mi hoja, me las arreglo para cortar al hombre lobo, que cae al suelo gimiendo.
Sin embargo, se recupera rápidamente antes de rodearme. Sigo sus movimientos con atención, observándolo mientras merodea a mi alrededor, listo para saltar en cualquier momento.
