𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘-𝐓𝐖𝐎 -Adiós, amor de mi vida-

503 51 14
                                    

París, Francia. 1943. 

—Papi, ¿Has oído hablar sobre esa frase que dice "Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer"?, pues lo leí hoy en un libro, y deseo que cuando me case con un guapo y refinado caballero, yo sea esa gran mujer que vaya detrás de él— comentó la pequeña Tessa de unos nueve años, mientras jugaba con su padre en el jardín. 

—No, querida Tessy. Dejáme contarte un pequeño secreto...— respondió. 

Su hija se colocó más cerca de él para oírlo mejor. 

—Cuando tú contraigas matrimonio en un futuro, no estarás detrás de tu esposo, ya que deberás estar con él y para él cuando más lo necesite, acompañarlo en sus decisiones, compartir toda una vida, escucharlo cuando necesite hablarte y brindarle apoyo. Y todo eso, mi amada Tessy, solo se consigue estando al lado de tu esposo, no detrás. Por eso considero que es una percepción del matrimonio algo errónea— explicó Jean-Paul, mientras los azulados ojos de su hija brillaban de tanto entusiasmo. —¿Tú conoces el significado de matrimonio?— 

La niña solo movió su cabeza de lado a lado a modo de negación. 

—El matrimonio es una unión sagrada, en la que según el catolicismo, ambos constituyen una comunidad de vida y amor para el resto de sus vidas. Es por eso, hija, que cuando elijas casarte, sepas muy bien que esa persona es la indicada— dijo el hombre. 

—¿Y cómo sabré que sí es el indicado?— preguntó la niña con curiosidad. 

—Bueno, cuando amas realmente a alguien, lo sientes desde el primer día. Sientes una especial conexión que nadie jamás podrá romper, tu corazón late más rápido y con más fuerza, tu vida se vuelve llena de colores y nunca jamás podrías tener ojos para otra persona— prosiguió. 

Tessa formó una tierna sonrisa en sus labios, guardando cada una de aquellas palabras en su mente para recordarlas algún día. 

—Pero recuerda, siempre debes acompañar a tu esposo, siempre. Nunca debes soltar su mano, porque sea lo que sea que suceda, ambos se comprometieron a estar unidos en la salud y en la enfermedad y en la pobreza y riqueza— terminó de decir Jean-Paul. 

Memphis, Tennessee, 1973. 

Aquellas palabras que su padre le había dicho algún día, retumbaban en la mente de Tessa durante este tiempo, y se preguntaba si ya había llegado el momento de comprobar si aquello era cierto. 

El último tiempo había sido algo complicado para el matrimonio de los Presley. Elvis cambió mucho, casi no estaba en casa con su familia, y cuando lo hacía, prefería tomar cuantas pastillas pudiese, o bueno, eso era algo que siempre hacía. 

Desde luego que a Tessa le dolía ver a su esposo de esa manera, y le parecía totalmente absurdo que sus hijos tuvieran que ver esta versión de su padre, por lo que intentaba alejarlos lo más que podía. 

Ella intentó ayudarlo, intentó hacerlo cambiar, pero Elvis tenía tan en mente los pensamientos que el coronel y aquel "doctor" le transmitían, que pasaba por alto todo lo demás. 

Habían tenido varias discusiones y desacuerdos que no terminaron nada bien, y más porque ahora el azabache contaba con su completa sinceridad, pero no era esa clase de sinceridad que llega a arreglar problemas y expresar cosas, era hiriente. Y en muchas ocasiones, palabras que salieron de su boca llegaron a afectar el interior del corazón de su dulce esposa. 

A pesar de todo, Tessa siempre intentaba mantenerse firme, y pensar en que nada de eso había sucedido, ya que no quería arruinar su matrimonio y afectar la vida de sus hijos. 

𝐊𝐈𝐒𝐒𝐄𝐒, 𝐃𝐈𝐀𝐌𝐎𝐍𝐃𝐒 𝐀𝐍𝐃 𝐏𝐀𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 • Elvis (2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora