Capítulo 33

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Lena agarró el miembro de Kara y poco a poco fue introduciendo en su interior haciendo que la rubia tenga los labios entre abiertos.

-¡Ah!- Gimieron cuando las dos sabían que estaban hasta el límite.

Nuevamente la ojiverde se inclinó para besar los labios de la rubia quien la recibió gustosa.

-¡Mmm!- Gimió Kara cuando Lena empezó a moverse. Los movimientos de esta eran perfectos, la ojiverde movía su cuerpo con facilidad desde su cintura para abajo sin necesidad de mover todo el cuerpo para follarla.- ¡Carajo Lena! Que bien te mueves.- Susurró la rubia al separarse de los labios de Lena para luego empezar a besar su mandíbula mientras sostenía su bello rostro con la mano izquierda. Los gemidos y la respiración agitada de Lena la estaban volviendo loca que nunca se cansaría de escuchar.

A pesar que en ocasiones era malo comparar, en este caso Kara pensaba que con ninguna de sus amantes ni con su propia esposa, podía sentir lo que estaba experimentando con Lena, y no solo por fabulosa que es follando ya que también tuvo amantes que eran buenas en el sexo sin embargo, con ninguna había luchado tanto para no correrse enseguida y no es que estuviera mal, eso era una buena noticia aunque sea mal visto, ya que la eyaculación precoz es porque la persona está demasiada excitada y tiende a correrse antes de tiempo, algo que es casi inevitable de detener. Además lo peor sería si eyaculaba y se quedara sin resistencia para seguir cosa que nunca le ha pasado, así que no era del todo malo correrse antes de lo habitual sin embargo si le ocurriera de seguido ya sería algo preocupante que tendría consultarlo. Pero en estos momentos los movimientos de la ojiverde eran tan buenos, mayormente constante y eso la estaba llevando al límite, más viendo las mejillas sonrojadas de Lena, el brillo en su frente por el sudor causado por el esfuerzo, el aroma embriagante que estimulaba todo su ser y el sonido de su piel chocando la suya. Kara estaba indecisa con respecto a lo que quería hacer, se moría por besarla mientras que era follada pero también quería admirar la imagen de la hermosa mujer que la estaba enloqueciendo.

Lena no dejaba de mirar aquellos ojos azules que la estaban observando descaradamente mientras se movía, mayormente Kara le sostenía la mirada pero otras veces la rubia observaba sus senos o donde se producía la fricción. En estos momentos se sentía la mujer más bella y deseable, la rubia la hacía sentir de esa manera por la forma en que la miraba, con la suavidad y a veces con desesperados toques recorriendo su cuerpo. Por más que su novio siempre le dice cosas bonitas en todo momento o durante las relaciones no era lo mismo, porque simplemente había mucha diferencia en cuanto a la intimidad y no tenía aquel contacto visual con el moreno, no recordaba que este la atendiera como se debía con respecto a las caricias y si es que lo hacía eran breves, no estaba aquel calor que la rubia le hacía sentir cuando la miraba, cuando la tocaba, cuando le hablaba.

Kara vió como la ojiverde cerró los ojos y llevó la cabeza hacia atrás sosteniéndose con sus palmas sobre la cama con los brazos extendidos, esa imagen nunca se borraría de sus recuerdos. Aquello era señal de que Lena ya iba a correrse además estaba sintiendo presión en su miembro, entonces se apoyó con sus antebrazos para estar a la altura de la ojiverde luego empezó a besar su cuello descubierto haciendo que esta gimiera más seguido.

-Oh sí, así Lena, te mueves bien rico.- Le susurró cerca de su oído haciendo erizar a la ojiverde quien gemía cada vez más alto.

Entonces la rubia empezó a besar su lóbulo izquierdo mientras con la mano izquierda posaba sobre su cuello de lado derecho así para evitar que se separe de ella. Después sintió que Lena empezó a contraerse cada vez cosa que ayudaba a su estimulación y cerró los para concentrarse en la fabulosa sensación.

-¡Ahhhh!- Gimió fuertemente Lena al llegar al orgasmo haciendo que Kara no tarde en seguirla. La rubia tuvo que moverse ya que la ojiverde paró por los espasmos que estaba experimentando y que sus piernas estaban algo débiles.- ¡Dios Kara!- Gimió ya que no le daba segundos de descanso pero no fue por mucho que la rubia pudo llegar.

Entre Llamas 1ª ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora