IDFC [KookTae]

☂️ ✦ฺ Capítulo 19

Así fue como entre leves gruñidos y algunas disputas de por medio, el omega ojiverde volvió a su habitación, enterrándose entre las suaves sábanas antes de taparse por completo con estas. Tratando vagamente de conciliar el sueño, aunque el aroma característico de Jungkook era algo que Taehyung no podía ignorar, y mucho menos su lobo.

Aún así, a sermones el peligris tuvo que mandar a dormir a su parte animal, porque aunque sabía que su lobo solía ser muy hiperactivo, no le parecía nada justo que mientras él trataba de cerrar los ojos, su revoltoso lobo se encontraba moviendo la cola atento a cualquier movimiento que hiciera el alfa dentro de la casa.

Y verdaderamente Taehyung no supo si su parte animal había pegado un ojo en toda la noche, aunque toda pregunta suya fue resuelta cuando sintió la pesadez de este en su pecho como propia.

Lobo tonto

Entre bufidos, el joven prefirió no darle mayor importancia a su dramático animal, así que sin más, estiró sus extremidades con pereza, cerrando sus ojitos al sentir su cuerpo mucho más relajado.

El omega bostezó soñoliento, quitándose las sábanas de encima antes de escuchar el grito de su madre, aclamando su presencia para que bajase a desayunar.

Este respondió con un "en un momento bajo mamá." Acomodándose su esponjoso cabello antes de bajar al primer piso de la casa.

Aunque claro, se arrepintió segundos después de aquello cuando recordó lo despeinado que debía de estar, y ni qué decir de las fachas que debía de tener.

Las mejillas de Taehyung se colorearon rápidamente en tono rojizo, estando dispuesto a volver a su habitación cuando la voz de su madre nuevamente interrumpió su acción.

— Baja cariño, que convencí a tu amigo de quedarse a desayunar con nosotros.

El joven hizo un puchero con sus labios, ¿por qué el mayor tenía que decirle sí a todo lo que decía su madre?

En ese momento, quería golpear al alfa.

Ciertamente es que Taehyung no imaginó ser avergonzado en su propia casa y por su propia progenitora, se sentía muy indignado.

Y es que de bien el pobre omega de cabellera gris asomó su cabecita por la cocina, una risa calmada por parte de su madre logró confundirlo por unos cortos momentos.