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Fiorella Medina

Estaciono el carro en el punto donde puedo relajarme y sentir el aire fresco de la ciudad al igual que su luz al máximo esplendor, apago el motor y salgo del auto.

A lo lejos logro ver una figura que conozco muy bien.

Ares.

Se encuentra de espaldas a lo que me da entender que tal vez se encuentra apoyado en las barandillas de seguridad ya que prácticamente nos encontramos en el precipicio de una gran montaña. Camino silenciosamente hasta llegar a su lado un metro al parecer y apoyarme en la barandilla imitando su acto.

Él al parecer sabe quien soy ya que ni se inmuta en regresar a ver, esta tan perdido en lo que piensa que solo ve la puesta de sol que se esconde dando una maravillosa vista en estos momentos.

Respiro unas dos veces seguidas profundo al recibir el oxígeno tan puro que se encuentra en este punto. No es la primera vez que nos encontramos aquí solos, de hecho es un lugar que lo descubrimos en medio de una salida normal.

Solíamos venir aquí cuando nos afligía algún problema como los de Ares con sus padres o a la vez los míos. Puedo ver de reojo como Ares se me queda viendo algunos momentos a lo que me pongo nerviosa en seguida pero trato de disimularlo. Todo acto que hace Ares me vuelve nerviosa.

El silencio es totalmente cómodo siempre lo ha sido, el estar con él es jodidamente tranquilo.

- No vas a hablar - decide mencionar luego de varios minutos que parecían eternidad.

- No tengo nada que decir.

Suelta una risa leve, supongo que burlándose de mi ya que siempre en estos momento solía estar de cotorra.

- Esto es una mierda.

Asiento con un sonido que sale de garganta apenas audible para los dos.

- Lo siento lo de la otra vez - vuelve hablar.

- No tengo porque perdonarte - digo volviendo mi mirada hacia él - solo... no debo meterme en lo que no me importa... Y supongo que tienes razón cuando dices que solo me fijo en mi y no en los demás.

- Lo que dije no fue...

- Sé lo que dijiste - lo corto.

Me queda mirando analizándome como siempre lo ha hecho.

- ¿Que? - murmuro.

- Nada - respondo casi enseguida mientras niega con la cabeza - Mi abuelo quiere verte.

Una sonrisa se forma en mis labios.

- ¿Sigue en el hospital? - pregunto.

- Si, aunque esta mejor - dice volviendo su mirada hacia al frente.

- Que bien.

- ¿Cómo haz estado?

-Bien dentro de lo que cabe - respondo soltando una risa irónica - supongo que siempre mi vida es un caos.

- ¿Tu padre?

- Lo mismo de siempre, aunque ahora va disminuyendo su insistencia en todo lo que haga - menciono tratando de cortar ese tema - Raquel te estaba buscando - digo e inmediatamente se tensa - No contestabas tu celular.

- Es tarde - esquiva lo que he dicho.

- Si... lo mejor es que me vaya - digo volviéndome hacia atrás pero antes de eso Ares me agarra del brazo y me devuelve hacia su dirección pegándome hacia su pecho apoderándose de mis labios. Me besa con fuerza mientras tiene un mano en mi nuca para no tratar de separarme y la otra en la cintura sosteniéndome firme.

Mi mente colisiona en estos momentos no sé que hacer pero obviamente escojo la respuesta mas estúpida de seguirle el beso, enrollo mis brazos en su cuello mientras nos seguimos besando.

La falta de aire se hace presente pero aún así no nos separamos en ningún momento.

Estúpida, olvidas algo.

Mi cerebro al fin recibe señales de inteligencia y me separo de Ares de inmediato poniendo una mano en su pecho cuando trata de acercarse otra vez.

- Quítate - le digo tratando de pasar por su lado, las lágrimas en mis ojos se comienzan a acumular no puedo sentirme más estúpida que nunca, besé a Ares sabiendo que tiene novia.

- No - dice cabreado al tratar de darle una cachetada - Los dos sabemos que esto lo deseamos siempre.

- Te equivocas, él único que ha querido esto haz sido tu - miento tratando de soltarme de su agarre. Pensé que lo había olvidado pero el corazón siempre hace lo que quiere - Además ni respetas a tu novia.

- Con Raquel ya no tengo nada.

Suelto una risa amarga al oír eso- Eso nadie te lo cree. Solo sé que no me quiero rebajar y seguir con lo que sea que tenemos lo dos, por que al final nunca vas a perdonar lo que hice.

- Te equivocas, porque aunque mientas sigues en mi jodida mente y es una mierda esto.

- Entonces no se porque seguimos aquí. Si tanto me odias deberías estar con Raquel y no conmigo - digo con una voz apenas audible ya que la ira llega a mi además de las ganas de querer llorar han vuelto.

- Yo creo que es lo mejor.

Y tan solo esas seis palabras me clavan como cuchillas en el corazón otra vez, y si la anterior vez me jodió en esta me destruyó por completo.

Me suelta y me alejo lentamente viéndolo hasta llegar a mi carro y entrar.

Solo observo como vuelve al barandal y enciende un cigarrillo, mis lágrimas bajan por mis mejillas sin parar mi corazón esta roto en mil pedazos, y cuando pensé que no podía joderme más lo supera.

Fue un error venir a este lugar.

Pongo en marcha el carro y no puedo tranquilizarme que tengo que estacionarme en un lugar oscuro para dejar mi cabeza en el volante y poder llorar con impotencia.

El corazón me duele demasiado esa rara sensación en mi pecho se vuelve más grande que no me deja respirar. En mi mente solo se repite lo que ha dicho y aunque me prometí no volver a llorar no solo puedo dejarlo como si nada.

Es una jodida mierda.

Tomo agua después de al menos una hora de llorar a mares, las ventanas se encuentran empañadas por la lluvia que desató hace algunas minutos, las calles se encuentran desoladas por el clima y lo único que deseo en estos momentos es ser esa niña pequeña que era feliz con sus padres en una misma casa y sin preocupaciones de por medio. Quiero sentir los brazos de mamá y quedarme a dormir a su lado.

Confused (Ares Hidalgo)Where stories live. Discover now