CAPÍTULO 25. Huída. Final.

5K 258 73
                                    


Mía miró a Natasha por un momento y agachó la mirada instintivamente.

- Mommy... yo... -Dijo Mía llena de pavor.

- ¡Cállate, Mía! ¡Nunca debí recogerte! -Dijo Natasha muy dolida con lágrimas en los ojos. -Vete de aquí Sandra. Esto no es asunto tuyo. -Volvió a decir.

- No me iré. -Dijo abrazando a Mía como si fuera suya.

Sabía que su hermana no estaba en sus cabales, pero, ¿y cuándo lo estaba realmente?

- Muy bien, tú lo has querido.

Natasha marcó a su teléfono y llamó a Juan para que viniera y se llevara a Sandra y la encerrara. Este al poco tiempo, ya estaba arriba.

- Señor Juan, no le haga caso a mi hermana esta bebida... -Dijo Sandra alarmantemente.

Juan miró a Natasha preocupado, pero no dijo nada, se limitó a sacar a Sandra desnuda de la cama.

- Vístete, por favor Sandra... -Dijo Juan intentando no mirarla por respeto.

- No, no lo haré, no me voy a mover de aquí.

- Como tú quieras Sandra, así mismo te llevaré.

Juan cogió en los hombros a Sandra y se la llevó a la habitación de Mía y allí mismo la encerró bajo llave.

- ¡No! ¡Señor Juan! ¡Le va a hacer daño! ¡Ábrame, por favor!

- Eso no es asunto tuyo ni mío, Sandra.

Y se marchó.

Sandra en un gesto de rabia comenzó a patear la puerta fuertemente, a darle con la silla...

Mientras tanto, Natasha se acercaba lentamente a la cama donde se encontraba Mía, sentía odio hacia su pequeña Little, rabia y tremendos celos, eso le provocaba estar en ese estado de alcoholizamiento, pero también deseaba poseerla más que nunca, total, ya lo hizo con su hermana siendo menor, ¿por qué no podía hacerlo ella y tomarla y hacerla suya también? Para ella, ahora mismo Mía era un objeto de usar y tirar, la prostituta que se encontró en la calle. Le hacía daño pensar en eso, pero le era menos doloroso pensarlo que recordar que se había tirado a su hermana horas antes.

- Así que mi dulce Little, ya partió las reglas del juego... -Dijo Natasha mirándola con sorna.

- Mommy por favor... -Mía estaba aterrada.

Natasha cada vez se acercaba más a la cama hasta que se acercó lo suficiente como para destaparla rápidamente y poder observar su pequeño cuerpo desnudo. Mía, instintivamente, se puso bocabajo para tapar sus senos y su sexo, y Natasha pudo comprobar las marcas que ya tenía Mía en sus nalgas de castigos anteriores. Ni siquiera sintió remordimiento, por el contrario, le entró ganas de hacerle más, pero esta vez, se iba a vengar de ella por el daño que le hizo acostándose con su hermana. La iba a forzar, le daba igual todo, su vida, su reputación, absolutamente todo.

La cogió del brazo y la volteó para ponerla bocarriba y de un salto se puso encima de ella.

- Mommy... ¿qué... qué ... haces? -Dio Mía muy nerviosa.

- Lo que tú más querías, ¿no? Hacerte mía. -Dijo Natasha con la voz muy ebria.

- ¡No! -Intento Mía quitársela de encima.

- ¿No? - ¡PLAF! ¡PLAF!

- Mommy... -Dijo llorando. -Mommy, por favor no lo haga...

- ¡Tú! Me hiciste daño... ahora pagarás las consecuencias.

Natasha besó a Mía ala fuerza agarrándola de los dos brazos para que no pudiera defenderse. Mía intentaba quitar sus labios, así que con una mano agarró sus dos manitas y con la otra sujetó la cabeza por sus pelos y comenzó a besarla. Cuando ya la anduvo besando el tiempo que Natasha necesitaba empezó a bajar la mano por su seno.

Mía se movía inquieta.

¡PLAF!

- ¡Estate quieta de una vez!

- Mommy, por favor... -Dijo Mía llorando.

Natasha se centró en sus senos mientras Mía miraba al techo llorando y preguntándose por qué su Mommy era así con ella, la persona en la que más confiaba la traicionaba de esta manera, comportándose como su padre.

De repente, Natasha cayó encima del pecho de Mía inconsciente. Cuando Mía lo notó miró al frente, era Sandra con una botella de vino rota y sangre esparramada por todos lados, había estado tan en su mundo para no enterarse de lo que estaba sufriendo que había estado divagando sin enterarse del golpe que Sandra le había dado a su hermana. La cual cayó inconsciente sobre su cuerpo.

- ¿A qué esperas, pequeña? No tenemos tiempo, lávate rápido y vístete, nos vamos de esta puta casa.

- Pero.... ¿Y los estudios y el contrato?

- ¿Prefieres seguir viviendo esta vida de mierda siendo maltratada y vivir la vida que yo te voy a dar? Sí, llena de trabajo duro, pero de amor, de cariño, amor y confianza.

Mía no lo dudó, se quitó la sangre rápidamente y se vistió lo más sencilla posible, cogió una mochila con algo de ropa y sus papeles en el escritorio de Natasha, es decir, su numero de identidad. Y sin más se fueron corriendo a ver qué le deparaba el destino, juntas de la mano.

MOMMY, MI NUEVA VIDATempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang