Capitulo XVII

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Sesión de Fotos con Rose.

Pasó un día desde la ducha con Momo y aún sigo teniendo cada momento grabado en la mente como si lo estuviera viviendo. Lo que más me preocupaba era Sana; ella nos sorprendió en una situación muy difícil de explicar, que da mucho lugar a grandes malentendidos. Conociéndola, sé que va a aprovechar esa información para obtener alguna ventaja… o para vengarse de mí por no elegirla como ganadora en el torneo de culos. 

Para no pensar tanto, y porque estaba aburrida, entré al cuarto de Rose… no sin antes golpear. A pesar de que avisé que entraba, ella decidió que no era necesario vestirse. Estaba acostada boca abajo en la cama, completamente desnuda, mirando hacia el televisor. En las manos tenía el control de la PlayStation 4. Miré la pantalla, ella no estaba jugando a nada, solo estaba explorando la tienda virtual de PlayStation.

―¿Qué hacés? ―Le pregunté, sentándome a su lado. 

Elegí una posición que me permitía ver perfectamente sus nalgas y sus turgentes labios vaginales. Aún no me acostumbro a ver conchas en vivo y en directo, a pesar de que llevo vistas unas cuantas dentro de mi casa. Y la de Rose es simplemente espectacular, especialmente al mirarla desde atrás, porque ahí es cuando más se nota que su concha parece estar formada por dos suaves pancitos recién horneados, que aguardan ahí, bien apretados entre sus piernas. Dan ganas de tocarlos. 

―Estoy buscando un juego para comprar ―me respondió―. El Mortal Kombat 11 es una compra fija, además justo está en oferta.

―Buenísimo. Te voy a hacer sufrir con ese juego.

―Pff… pobre de tí. Dame unas semanas de práctica y te destrozo. Descubrí que soy bastante buena para esto de los videojuegos.

―Solamente jugaste Assassins Creed Odyssey…

―Sí, pero a diferencia de tí, yo lo jugué en “Difícil”, tú lo jugaste en “Normal” y era muy gracioso ver cómo te mataban a cada rato.

No sabía que ella lo había jugado en una dificultad mayor, eso sí me dio un poco de miedo, porque la vi jugar y realmente se defendía muy bien cuando los enemigos venían a atacarla. Quizás fuera cierto que ella tiene talento para esto.

―¿Y piensas comprar otra cosa además del Mortal Kombat?

―Sí, quiero otro juego lindo… como el Odyssey. 

―Tal vez te pueda ayudar. ¿Qué te gustó de ese?

―Muchas cosas. El mapa, la ambientación griega, la historia me resultó interesante… me gustó que me permitiera jugar con un personaje femenino… y que fuera de acción.

―Bueno, no encaja con todo lo que decís, pero podrías comprar el God of War. Tiene una ambientación en la mitología nórdica… y hay mucha acción. 

Ella buscó el juego en la tienda. Yo aproveché el momento para hacer algo de lo que no me enorgullezco. Posé mi mano izquierda en una de las nalgas de Rose y comencé a acariciarla lentamente. Ella ni se inmutó.

―¿Es este con el pelado barbudo?

―Ese pelado barbudo es Kratos, el dios de la guerra ―le corregí―. Con la PlayStation 3 jugué a todos los God of War, pero nunca tuve este.

―Ah… entonces me estás recomendando el juego que tú te quieres comprar.

―A tí también te puede gustar.

Rose miró el trailer promocional del juego mientras mis dedos se acercaban lentamente a sus labios vaginales. Era imposible que no notara mis caricias, estaba pensando en alguna excusa estúpida para cuando ella me preguntara qué estaba haciendo… pero no dijo nada. 

Diario de cuarentena (reedition)Where stories live. Discover now