El último de su especie [omegaverse TR][HIATUS]

2. Convivencia

A mis  lectores les pido disculpas por retrasarme con la entrega de este capítulo, he estado un tanto ocupada, por ende, no había tenido tiempo para sentarme y concentrarme en escribir. Soy alguien que siempre trata de buscar la perfección en las cosas que hago, sobre todo en lo que me apasiona y de verdad no me estaba convenciendo así que reescribí parcialmente el capítulo hasta sentirme conforme.

Como adelanto a lo que se viene, habrán dos personajes que son totalmente inventados por mi, no intervendrán dentro de la historia pero sí serán mencionados (con nombre) ya que son de gran importancia para comprender el conflicto. Esperando que a nadie le disguste, les deseo que disfruten el capítulo.

Ocurrió lo que tanto había esperado.

Para sorpresa de Chifuyu encontró la sala de estar vacía, sin rastros del pulgoso.

Soltó un gran suspiro al verse solo y en paz; se sintió mucho más relajado puesto que lo que menos deseaba era tener que comenzar su mañana lidiando con el tosco comportamiento de ese chico lobo.

Se acercó a la cocina para beber un vaso con agua mientras miraba con desgano el desastre de la noche anterior. Había salvado su vida a costa del orden que tanto esmero había puesto la dulce anciana —¿Cómo podré explicar todo eso?— Quizás... comenzaría relatando a la tierna señora parte de lo sucedido, omitiendo los impropios detalles para terminar destacando el casi infarto que tuvo cuando se encontró al animal dentro de la casa. De seguro ella respondería con un "al menos no te sucedió nada", aún así, Chifuyu se sentiría fatal y todo por culpa del intruso.

Hoy se suponía que debía ir al mercado pero debido al desorden tendría que posponerlo para otro momento. Menos mal su mamá se había preocupado de echar en su maleta algunas provisiones de comida fáciles de hacer. Escogió un envase de fideos instantáneos que siempre salvaban su día y lo ponían de buen humor. Estaba por poner a hervir el agua en la anticuada cocina cuando escuchó unas rápidas pisadas que hicieron crujir el piso de madera. Suspiró con decepción, pues sabía de quién se trataba.

Se volteó encontrándose con el impotente canino de casi dos metros apoyado con sus patas delanteras sobre la mesa, llevando consigo un ave muerta colgando de sus fauces. Chifuyu lo observó boquiabierto para luego restregar su mano por su rostro. No solo era el hecho de que traía el cadáver de un animal a la cocina, sino que además sus patas estaban embarradas de lodo. Estaba cubierto con salpicaduras de sangre y de su pelaje colgaban algunas plumas —¿No le bastaba con el desastre que dejó anoche?— Estaba seguro que en cualquier momento soltaría algunos insultos, pero respiró profundamente para contenerse. Quizás, muy en el fondo el pulgoso no lo había hecho con malas intenciones, después de todo era en parte un animal salvaje.

—okey, agradezco que me trajeras este pato para desayunar pero te recuerdo que no como carne cruda. Menos en ese estado— miró con desagrado la sangre que aún escurría del cuello de la presa.