Capítulo 13

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3 am y Lauren tenía a las dos chicas a quienes más amaba hechas un mar de lágrimas en la habitación. Desconcertada y preocupada, observaba la escena sin saber muy bien que hacer. Camila daba vueltas por la habitación con el rostro empapado mientras mecía a Presley quien de seguro ya había despertado a todos en la casa con su desconsolado llanto.

-Cariño, ¿Tú por qué estás llorando?.- Se atrevió a preguntar.

-Porque no sé qué es lo que le pasa. Soy una madre terrible.- Se lamentó soltando otro par de lágrimas antes de observar a su hija- Ya probé revisando su pañal, está limpia, no tiene hambre y al parecer tampoco le apetece dormir.

-No puedes llorar al tiempo en que ella lo hace. Eso solo empeora las cosas.- Explicó suavemente recordando lo que había leído en uno de aquellos libros de preparación para la maternidad- Dámela.

El rostro de la castaña se contrajo cuando intentaba ahogar otro sollozo mientras ponía a la diminuta persona escandalosa entre los brazos de su otra madre. Lauren acomodó el cuerpo de la niña sobre uno de sus hombros con sumo cuidado y, sosteniéndola con fuerza, la arrulló mientras le daba golpecitos en el pequeño trasero cubierto con un limpio pañal. Camila las observó un par de segundos antes de caminar al cuarto de baño para lavarse la cara e intentar tranquilizarse. El llanto incesante de Presley tenía a ambas con los nervios de punta.

-¡¿Qué está pasando allí dentro?!.- La voz de Shelby se oyó al otro lado de la puerta.

Lauren hizo un gesto con su cabeza y la morena se apresuró a abrir la puerta. La abuela de la artista estaba allí, con el cabello corto y canoso despeinado mientras ataba el cordón de una bata de seda azul marino. Shelby alterno su mirada entre las dos mujeres y finalmente puso sus ojos sobre el bulto llorón retorciéndose entre los brazos de su nieta. Quiso reír frente a las expresiones de desconcierto en sus caras, pero se contuvo y caminó directo hasta Lauren arrebatándole a la niña de los brazos.

-¿Qué tiene? ¿Deberíamos llevarla a un hospital?.- Lauren se apresuró a preguntar con un tanto de desespero.

-No seas ridícula, cariño.- Negó llevando a su bisnieta hasta la cama y recostándola de espaldas- Ella solo tiene cólicos.

-¿Cólicos? ¿Se los he provocado yo?.- Camila miró a su hija alarmada.

-No querida. Estas cosas pasan.- Explicó con calma.

Shelby tomo las piernas de Presley y comenzó a hacer movimientos, como si estuviese pedaleando en una bicicleta invisible. Ambas madres observaron atentas cada uno de los movimientos de la mujer mayor y se vieron con sorpresa en cuanto el llanto de su hija comenzó a aminorar luego de unos minutos del mismo ejercicio.

-¿Cómo...?

-El ejercicio alivia las molestias.- Shelby explicó a su nieta- Eso está mucho mejor ¿No es verdad, cielo?.- Presley emitió un balbuceo mientras sus curiosos ojos vagaban por la habitación a pesar de que aún no lograba ver más que sombras- Mucho mejor.

-Eres nuestra heroína.- Camila dijo en un susurro contemplando maravillada a su ahora tranquila bebé.

-Un poco más y creí que me quedaría completamente sorda.

-Ya basta par de dramáticas.- Las cortó cogiendo de nuevo a la niña en brazos meciéndola de lado a lado- Asegúrate de que se prenda bien a tu pecho al alimentarla o tragará aire, y eliminen sus gases en cuanto acabe de comer ¿Bien?

-Sí.- La morena asintió cual soldado y recibió a la bebé en sus brazos- Gracias.

-No es nada. Nadie podría dormir si no hacíamos algo para detenerla.- Observó a su bisnieta con diversión- Que pulmones.- Comentó con gracias.

Hold Me, Kiss Me, Love MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora