Camila sentía el corazón en la garganta mientras corría tras de Lauren dentro del hospital buscando a Bruno. Necesitaba saber cómo estaba su hija, necesitaba verla y necesitaba que le dijeran que todo estaría bien. Presley estaba sentada en uno de los sillones de aquella sala de espera junto a Bruno. La castaña no dejaba de temblar y no había parado de llorar desde que el equipo médico se había llevado a su hermana para atenderla. Pasos de personas acercándose con rapidez llamaron su atención y en cuanto alzó la mirada se encontró con los verdes ojos de su madre.
-¡Mamá! .- Exclamó poniéndose de pie y corriendo hacia ella.
Enterró su rostro en su pecho y comenzó a sollozar con más fuerza aferrándose a Lauren quien la sostuvo con ambos brazos mientras besaba su cabello. Camila se les unió en cuanto estuvo cerca y tomó el rostro de la mayor de sus hijas entre sus manos queriendo asegurarse de que estaba bien.
-¿Estás bien, cielo? ¿Estás herida? .- Preguntó preocupada.
-Estoy bien, pero Cyrus no.- Respondió entre lágrimas.
En ese momento, Bruno se acercó a ellas. Llevaba su ropa y el cabello húmedos y cubiertos de arena.
-¿Cómo está? ¿Qué sabes de ella? .- Lauren preguntó.
-No mucho. Se rompió la cabeza, estaba sangrando mucho, quedó inconsciente.- Explicó el rubio- Apenas si respiraba y su pulso era débil. Logramos llegar a tiempo.
-No puede ser, mi bebé.- Esta vez fue Camila quien se echó a llorar liberando la angustia que había sentido desde que recibió aquella llamada.
Presley volvió a aferrarse a Lauren quien de encargó de contenerlas a ambas mientras lidiaba con su propia preocupación. Si algo le pasaba a alguna de sus hijas no sería capaz de soportarlo. Cyrus tenía que estar bien.
Luego de esperar lo que pareció ser una eternidad aún no había nadie que pudiera darles información acerca del estado de Cyrus. Lauren estaba comenzando a desesperarse.
-Voy a por un café, ¿Quieren algo? .- Preguntó Bruno poniéndose en pie.
-No, gracias.- Respondió Camila intentando sonreírle a su amigo, pero le fue imposible.
-Fue mi culpa.- Dijo Presley en un murmullo cuando Bruno se marchó.
Camila frunció el ceño y se giró a verla sin comprender.
-¿Qué? Claro que no, cariño.
-Sí lo fue.- La castaña insistió.
Lauren compartió una rápida mirada con su esposa y se dispuso a tratar de averiguar a qué se refería exactamente la mayor de sus hijas.
-¿Qué quieres decir con que fue tu culpa, Pres? .- Preguntó con cautela.
Presley cerró los ojos con fuerza dejando escape unas cuantas lágrimas mientras recordaba todo lo que le había dicho a Cyrus antes del accidente.
-Estábamos discutiendo, yo...- Hizo una pausa- Yo fui una idiota y ella solo quería...- Sollozó- Ella solo quería estar conmigo.- Camila acaricio su cabello mientras la escuchaban con atención- Pero yo lo arruiné.
-Presley...
-¡Fue mi culpa! .- Exclamó poniéndose de pie.
Lauren la imitó de inmediato. Los demás presentes en aquella sala se giraron a ver qué sucedía.
-Hija, tienes que tranquilizarte.- Murmuró la artista.
-¡Pero fue mi culpa! .- Repitió por tercera vez- ¡Le dije que no era mi hermana, que la consideraba una extraña y que no la necesitaba! .- Confesó sintiéndose avergonzada de sus propias palabras- Pero no es cierto.- Lloró más fuerte- No es cierto.- Negó con la cabeza- Es mi hermana, siempre lo será y si la necesito, mamá.
