Cinque

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Roseanne llegó temprano al campus. Le dijo a Vincenzo que se adelantaría porque quería averiguar un poco más sobre Niko pero lo cierto es que en realidad esperaba ver a Lalisa. No tenía idea cuáles eran sus clases o sus horarios, por lo que se sentó en las escaleras en la entrada principal del campus y esperó. Había demorado muy poco en llegar porque su moto era increíblemente veloz así que mientras esperaba con infinita paciencia se dedicó a releer la información que tenían hasta el momento de Niko, la cual desafortunadamente no era demasiada. 

El flujo de estudiantes aumentó a medida que avanzaba la hora y cuando faltaban apenas cinco minutos para comenzar las clases del primer bloque, Roseanne comenzó a creer que tal vez Lalisa no aparecería. Tal vez ni siquiera tenía clases ese día. Estaba poniéndose de pie cuando un llamativo Audi color azul eléctrico llamó su atención. Roseanne sentía cierta fascinación por los automóviles pero no fue eso lo que la hizo mantener la vista fija en el auto sino las personas que bajaban de el. Uno de ellos era un joven alto y apuesto que usaba un traje hecho a la medida y exudaba dinero por todos lados. La otra era una guapa pelinegra de ojos verdes a quien Roseanne reconoció de inmediato. Roseanne observó al joven abrir la puerta de su acompañante y ella sonrió en agradecimiento. La rubia decidió esperar a la pelinegra de todas formas. Sentía cierta curiosidad por saber quien era su acompañante. Pero sus dudas desaparecieron cuando el muchacho se inclinó y la besó en los labios. No era un beso apasionado o intenso, sino más bien uno casual pero era evidente que la pelinegra estaba acostumbrada a ello ya que lo devolvió sin chistar. Roseanne soltó un bufido y negó con la cabeza.

-¿Qué mierda estás haciendo, Roseanne?-se regañó a sí misma mientras tomaba su mochila para entrar al campus. Tenía que encontrar el siguiente salón en los próximos tres minutos o llegaría tarde y no quería que Vincenzo la regañara. Otra vez.

-¡Roseanne!-La rubia detuvo su andar en cuanto escuchó una voz a su espalda. Al voltear se encontró con Lalisa corriendo hacia ella con una gran sonrisa en el rostro. Cuando finalmente llegó frente a ella, se encontraba sin aliento. 

-Ojos bonitos-saludó Roseanne devolviéndole la sonrisa-¿Por qué la prisa?-

Las mejillas de Lisa se ruborizaron y se encogió de hombros mientras acomodaba su mochila en el hombro. Roseanne notó que parecía pesada y sin pensar demasiado en ello, se la quitó y la puso sobre su propio hombro ante la mirada sorprendida de la chica.

-¿Qué haces?-

-Parece pesado. Te ayudaré a llevarla al salón ¿Qué clase tienes ahora?-Roseanne comenzó a caminar tranquilamente dentro del campus y Lisa la siguió como un cachorrito perdido. 

-Psicoanálisis del delito-

-¿En serio? También yo-

Lisa pareció complacida con esta información y le regaló una sonrisa que por poco la hace olvidar lo que había visto hace un minuto. 

-¿Tu novio te trajo?-preguntó la rubia sin poder contenerse. Lisa pareció dudar un segundo y negó con la cabeza, lo que no hizo más que llamar la atención de Roseanne porque en su cabeza Lisa no parecía ser del tipo que besa a otros porque sí.  

-Es mi prometido-Lisa acomodó su cabello y sólo entonces Roseanne notó el anillo de compromiso en su dedo anular. Esta abrió los ojos con sorpresa. 

-Oh... tu prometido-Roseanne repitió estas palabras como si tuviesen algún significado oculto.

-¿Es tan extraño que esté comprometida a esta edad?-

-No sabría decirlo; no sé qué edad tienes-

-Tengo 20- 

-Eres joven pero supongo que si estás enamorada, la edad no debería importar-Roseanne se encogió de hombros. Ella no podía opinar demasiado al respecto porque nunca había estado enamorada y definitivamente nunca lo estaría. El amor y la organización simplemente no eran compatibles. Además ¿Quién en su sano juicio podría amar a alguien que manipulaba, mentía, infringía la ley y asesinaba sin el más mínimo remordimiento?

Lei è mia (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora