Nivel O6

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Si de más joven no había tenido tanto entusiasmo por mirar películas animadas, sí que lo estaba teniendo justo ahora en sus veintes.

No tenía muchas experiencias viajando, la economía no se lo permitió seguido, pero de las pocas que había en el historial nunca estuvo entretenido durante el viaje mirando una película. Sin embargo, ahora lo hacía.

¿Quién diría que estaría tan prendado de películas animadas? ¿Quién diría que Cómo entrenar a tu dragón era tan buena?

Si antes tenía cierta cercanía especial con Kitty Gang, Yoongi opinaba que las películas los estaban uniendo más. No solo a ellos dos, sino también a Haeyun.

Podía apostar a que Jimin se había visto unas treinta películas en las últimas semanas, contando ya las series y capítulos especiales de estas.

Haeyun se había mostrado particularmente emocionada por aventarse maratón tras maratón de películas infantiles con Kitty, ya se había vuelto habitual encontrársela en el departamento Kim. Ahora la muchacha era una garrapata pegada a ellos, ya lo era antes, pero ahora lo era más al punto de acompañarlos a sus asuntos para seguir mirando películas incluso en la calle.

¿Cuándo Yoongi iba a estar sacrificando el espacio de su pobre celular para seguir mirando una película animada? Esto era histórico.

En la parte de adelante del vehículo iba manejando Seokjin, Tae de copiloto, y en la parte trasera iba Yoon en medio con Jimin y Haeyun de cada lado, los tres observando la película desde su celular con mucha atención.

En otro vehículo, iba Jungkook con Namjoon. Solo ellos dos.

Al principio a Haeyun le pareció un poco curioso, esperó que los hermanos Kim y Jungkook se fueran en un mismo vehículo como siempre, y que los demás se fueran con el CEO. Pero solo pensó en ello un segundo, ya que no sonaba tan extraño considerando los espacios y la cantidad de personas.

Aún así, Min lo notó.

Es que, bueno, todo el mundo notaba que algo extraño sucedía entre el mayor del grupo y Jeon.

Actuaban tan diferente entre sí que llegaba ser hasta incómodo. Tan lejanos, tan serios, tan respetuosos. Todo lo opuesto a su relación.

Por supuesto que Jungkook había recurrido a su hyung para sacar de su garganta las preocupaciones que le ahorcaron en las noches, buscando consuelo y una voz que contradijera cada comentario hiriente que su propia cabeza le dedicaba.

Por parte de Taehyung no había ocurrido cambio alguno, pues este no recordaba el suceso. La situación era con Jin que, si bien no le trataba con desprecio, se dirigía a él con postura reservada. ¿Cuándo rayos alguien iba a ver a Seokjin reservándose con Jeon y siendo serio con este? Sonaba al más extraño de los universos paralelos.

Yoongi sabía que el pelirrojo no sería un imbécil, o al menos esperaba y creía que no lo sería. La sexualidad del pálido no era un secreto entre los amigos, por lo que le parecería una gigantesca incongruencia que el mayor se llegara a comportar como un idiota con Jungkook. Aunque... se trataba de su hermano, las variables eran numerosas.

Ah, Gi no podía meterse en ello, ni quería. La situación no le era de su competencia, sino entre los hermanos y JK, mas tenía la confianza de que la amistad que se tenían era tan fuerte como para enfrentar la situación correctamente... algún día.

Pobre Taehyung, no tenía idea de nada y estaba en medio de todo.

—Jimin, tu ropa me pica —se quejó Yoon sin despegar la mirada del aparato.

El pelirrosa se sacó la bufanda con pequeñas piedritas adornándola, igual sin apartar la mirada, y murmuró una disculpa floja.

Casi tan floja como él, que había deseado ganar más dinero en su trabajo de la mañana para poder dejar el de locución.

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