Nivel O8

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—¿Acaso no has dormido en tres años, bonito?

Jimin torció los labios antes de sentir el lápiz corrector ser embarrado en su piel, sabiendo que la chica frente suyo se refería a sus marcadas ojeras.

—Muchas pesadillas recientemente —se limitó a contestar. Aún recordaba la que había tenido la noche pasada.

Desde que despertó esa mañana, procuraba no mirar el rostro de las personas mucho tiempo si no quería que su cerebro le hiciera ver cosas que no eran lo que creía.

Hoseok notó la incomodidad en su semblante, parado a lado de la estilista.—No te centres demasiado en su rostro, de igual manera no es lo esencial para las fotografías.

Ah sí, estaban en eso. Luego de pensarlo un poco, considerar los tiempos y su aprecio por Seokjin, había terminado por aceptar. No estaba muy cómodo con toda la situación, si era completamente honesto, pero tampoco le gustaba no hacer nada.

Todos tenían sus empleos en la mañana, y aunque era muy divertido pasar el rato con Lala, ella también tenía su rutina. Tampoco miraba películas sin Yoongi y Haeyun, por lo que no podía seguir distrayéndose con eso. Además, a él nunca le ha gustado quedarse quieto, le estresa y se siente como un león enjaulado.

Todos salían ganando, esa fue su conclusión.

Los puntos positivos eran que ayudaba a Jin, y que tenía un enorme espacio para hacer cualquier acrobacia que se le antojase.

Conforme más halagos recibía del staff y de los fotógrafos, más confiado y cómodo se sentía. Haciendo una acrobacia más despampanante que la anterior. El sentimiento le recordaba a cuando reclutas nuevos (niños) le miraban en las demostraciones del orfanato, completamente asombrados y prometiéndose entrenar mucho para ser así de geniales también.

Alguna vez pensó que los peques eran solo un fastidio, pero cuando armó el escape del orfanato procuró que fueran los primeros en estar fuera y a salvo.

—Excelente trabajo. Eso ha sido todo por la sesión de hoy, mañana los quiero a todos temprano para las fotos callejeras —indicó la fotógrafa principal.

Toda la gente involucrada le aplaudió y él, cohibido, solo atinó a repartir venias a todas direcciones. Recibir halagos le hacía cosquillear los cachetes de una manera extraña.

Cansado, corrió de vuelta hacia Hoseok y la estilista.

—¡No puedo creerlo, lo haz hecho genial, bonito! ¿Cuándo aprendiste todo eso? No es habitual que un modelo tenga esas habilidades.

—¿No lo sabías? —el rubio rio hacia la mujer—¡Es el Jimin original!

Ella se rio encantada, aunque sorprendida.—Es magnífico para el proyecto —opinó—. Ven, bonito. Es hora de desmontar el show.

Jimin, impaciente de irse a casa, rio pequeño y se apresuró en sentarse en la silla frente a la fémina.—Me ha gustado mucho la ropa que usé.

—¿Es así? Puedes llevártela si quieres —ofreció mientras se acercaba con un par de algodones humedecidos en desmaquillante—. Todo te quedó muy bien y eres el protagonista, toma lo que quieras.

—Eso me gusta —rio de nuevo, sorprendido—. Gracias.

—El rosa se te ve muy lindo, también —Comenzó a limpiar con atención su rostro, cuidadosa.—¿no has pensado en cambiarte el color? Cualquiera te quedaría bien.

Kitty Gang apretó los labios.—Mmh, no realmente.

—Si algún día lo consideras, avísame.

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