633

10 3 0
                                    

Entonces sonríes 
y yo empiezo a vivir. 

Luego te callas
y me siento morir.

Un constante tira y afloje.
Perpetuo mar de contradicciones. 

El temporal que se niega a ceder
y aquella ventisca impidiéndote ser libre.

Relámpago que enceguece, te pido,
déjame al menos ver la luz.

Claridad pura y tangible,
no una realidad que titila y se extingue.

Si acaricias mis mejillas,
intentaré no huir esta vez. 

Es el miedo que me asalta 
y me impide sentir la inquietud de tus alas.
 
El oráculo siempre señalando 
tus ojos oscuros puestos en mi.

Y yo clamando al cielo 
para volar lejos de estas trincheras.

Para atravesar las nubes
y surcar mis dudas.

Para saber irme 
y también saber llegar.

Para que el vaivén propio de la calma 
consiga por sí mismo guiar cada paso que doy.

Y así, en paz, aterrizar a orillas
de una tierra que es mía e igualmente tuya.

El Centeno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora