( XXXIX )

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—No entiendo qué tratas de obtener con todo esto, Sooyoung —habló Wendy en un tono más que agotado, llena de cansancio y ya una frustración que era causada entre toda la confusión que la menor causaba en ella.

Por algún tiempo, había olvidado que de ser su más grande admiradora ahora podía poseer el título de ser -quizá- la primera mujer en degustar aquellos dulces y tersos labios de la modelo. Modelo quién, tiempo atrás, había estado en una pública y verdadera relación con un hombre tan apreciado por el ojo coreano mediático; a quién también solo pudo ver desaparecer de la vida de Park.

Tantos recuerdos que bombardearon su ya cansada cabeza. Solo quería descansar y la presencia de Sooyoung en su habitación no le ayudaba para nada.

Desde que identificó el rastro del labial impropio en los labios de la baja, una ráfaga de celos la golpearon brutalmente al grado de dejarse guiar por estos como para llegar a arrastrar a la mayor a un espacio privado. Wendy puso resistencia, por supuesto, pero no pudo negarse a ella y terminó ingresando a su cuarto, de paso con la idea de poder terminar todo aquello lo más antes posible. Aunque, algo en su interior, le decía que todo eso no sería tan fácil.

—Si esto solo ha sido la fantasía de vivir una experiencia con una mujer, pues... Ya, táchalo de tu lista —decía viéndola andar de un lado a otro, desviando nuevamente su mirada de la alta.

—¡Es que...! —deteniéndose de forma abrupta, Joy volteó para acercarse vorazmente a ella, sentándose a su lado en la cama—. No fue solo una experiencia... Tú, tú provocaste varias cosas en mí... Algo que nadie más había causado en mi jodida vida. Pero... esto es muy nuevo, es algo alucinante...

—¿Es extraño?

—¿Eh? ¡No! —exclamó y negó con sus manos inmediatamente, queriendo corregir sus palabras—. Entiéndeme, no es que toda esa mezcla vivaz de mis sentimientos se haya esfumado tras el beso que nos dimos, es solo que... tuve miedo.

—¿Miedo?

—Sí... Miedo de lo que vendría a partir de ese momento en el que me vi tan vulnerable a ti... A tus palabras, a tus dulces labios...

Sin que lo pudiese evitar, el rostro de la alta fue acercándose lentamente al de la contraria, ladeándose lo suficiente como para que ese par de cerezos pudieran calzar a la perfección; y esto casi se lleva a cabo si tan solo Seungwan no se hubiese apartado.

Usó tanta fuerza de voluntad como para ahora levantarse de su cama.

—Sigue hablando, Park, ¿a qué le tenías miedo?

Son fue directamente a buscar una prenda por la cual cambiarse. Algo cómodo posiblemente o algo ligero debido al calor que la modelo le provocó.

—¿No te ha ocurrido que... llega a ti un miedo a lo desconocido? El hecho de saber que no todo podrás controlarlo, que no todo estará al manejo directo de tus manos... Y que cualquier mirada podrá juzgarte además de las opiniones de los demás, aquellas malditas palabras podrán derribarte.

Seungwan la escuchó con atención, sin girar de su posición mientras se cambiaba y se colocaba una pollera grisácea. Todo bajo la mirada de Sooyoung; y esta última fue en levantarse para ir ahora detrás de ella, temerosa decidió abrazarla por atrás.

—Me dio miedo saber lo que el destino nos deparaba a las dos. ¿Era apropiado volver a llamarte luego de ese beso y decirte que quería más de esos? ¿Estaba bien ir a verte de forma abrupta y sin aviso alguno? ¿Mis sentimientos son los correctos por más que yo sea una persona desconocida en todo esto?... Era muy confuso, Wendy, y no quería que tú me vieras como una aprovechada. Suficiente mi terrible imagen por haber sido dejada por un... asqueroso hombre que no deseaba que tú pensaras que solo te estaba usando para algo así.

—Joy... yo no hubiese pensado eso —con su mirada ahora en la puerta del armario cerrada, ya que ahí mismo poseía un espejo vertical, miraba la forma en como la menor la divisaba a través de ese mismo objeto—. Pero hiciste que mi mente divagara tanto, hiciste que me sintiera verdaderamente usada y solo provocaste que mis sentimientos se sintieran únicamente jugados.

—Wendy, no quise causar todo eso-.

—Me sentí como cuando me conociste siendo tu fan y solo una cantante fracasada, como cuando me tratabas tan mal...

Avergonzada de su historial, Joy ocultó su mirada de ella al agacharla.

—Y yo no quiero volver a vivir eso, Joy. Aprendí que debo de amarme más y hacerme respetar muchísimo más.

Sin ascender su rostro, decidió seguir oyéndola.

—Optaré por distanciarme de ti por un cierto tiempo. Solo quiero que nos sigamos viendo como amigas, olvidándonos de aquel beso.

—No...

En el momento de distracción, Wendy apartó hábilmente las manos de Joy, dirigiéndose finalmente a la puerta para poder irse pero fue hábilmente detenida por la alta, siendo tomada de su brazo para así mismo girar con brusquedad.

—Auch, Joy, qué-.

Una vez más, aquel par de tiernos labios se unieron, fundiéndose en un dulce y lento beso. La mano de la alta reposaba cálidamente en una de sus mejillas impropias, saboreando hambrienta pero procurando tener algo de calma al mover gentilmente sus labios, cerrando sus ojos para dejarse envolver en todo ese mágico momento.

Seungwan, por un instante, quiso alejarse de ella al haber posado sus manos en los brazos desde la parte baja; no obstante, no pudo retenerse por mucho tiempo. Terminó cediendo al beso, disfrutándolo sin pena alguna. Movía su cabeza en un compás con la menor, procurando no causarse algún dolor ahora que sus lenguas se vieron involucradas en un contacto directo y más intenso a comparación de aquella primera vez.

La habilidosa lengua de la cantante se había abierto paso en la cavidad bucal de Sooyoung sin permiso alguno, recorriendo esta zona para luego adueñarse del sin hueso de ésta, succionado en un pequeño vaivén que iba de adelante hacia atrás, sin interesarles lo húmedo que podía tornarse eso, acompañado de los quejidos tenues de Joy.

—We-Wendy... —jadeaba la alta, tomándola ahora con ambas manos directamente de su rostro, rompiendo ese ósculo—. Me gustas, me gustas... y no es mentira, no lo es, yo te digo-.

—Vete de acá, Joy —le susurró directamente sobre sus labios, enlazando su mirada con la de la alta—. Quédate con ese beso como despedida, pero ya no quiero verte más.

Y, como si todo se le regresara, pudo sentir el mismo sentir de Seungwan en su momento.
Se sintió usada y todo por la única persona que pensaba nunca le haría daño.

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