XVII

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era viernes por la mañana, jungwon se estaba preparando para ir a la escuela y de paso repasando lo del evento por la tarde. junto con hiyyih eligieron unos atuendos muy lindos para atender a las personas que vendrían, debían verse bonitos y presentables si querían dar una buena impresión.

estuvieron toda la semana horneando postres fríos, decorando y llevando a cabo meticulosamente el propósito de su pequeño modelo de cafetería para que todo saliera según lo planeado, incluso haruto le había echado ganas y eso que él era el que más se rehusaba a tales disparates. pero por fin el día había llegado y el corazón lo tenía en la mano de los nervios.

después de saludar a sus peces, lanzándole besotes voladores al cerrar la puerta, finalmente se fue de su condominio con destino a la escuela.

y... ya tenía a alguien esperándolo en un jeep.

—buenos días. —saluda yang con una enorme sonrisa en el rostro al haber entrado al vehículo.

jay se levanta las gafas de sol colocándolas sobre su cabeza, se acerca hacia el menor con una gesto ladino en su rostro y con una mano sostiene el mentón adverso.

—buenos días, lindo. —el azabache deja un piquito en sus labios, al separarse nota el brillito en las orbes de jungwon y sonríe. —que guapo estás hoy.

yang estaba petrificado en su lugar, todavía no estaba acostumbrado a... esto. y que jay hiciera esas cosas sinceramente lo dejaban tonto. muy tonto.

—y tu que meloso estás hoy. —le responde apenas su cabeza volvió a la tierra, la cercanía de sus rostros y la manera en que jay lo observaba era tan intensa que había tenido mucha suerte de no sonrojarse. —y no solo hoy estoy guapo, siempre lo soy.

—tienes razón. —park relame sus labios atajando ligeramente el inferior con los dientes. —¿cómo aceptarías mi disculpa?

—usa esa cabezota. —jungwon levanta un dedo y lo empuja, sacando una risita por su parte. —o para qué la tienes.

jay regresa a su posición anterior, a escasos centímetros de su rostro, y toma sus labios en un beso más largo. más lento. más dulzón. uno que hace a jungwon sonreír en medio de su bonito momento, y sin querer, se da cuenta de que le estaba empezando a gustar park más de lo pensado.

—¿perdonado? —jay pregunta mientras acaricia su mejilla con la yema de su pulgar.

—mhm... —jungwon se deshace de ese agarre y se recuesta en el respaldo del asiento. emplea una sonrisa tonta en su boca a la vez que le sostiene la mirada al mayor. —perdonado.

jay regresa al volante sintiendo un cosquilleo en su estómago bastante común desde que conoce a jungwon. ¡es tan jodidamente atractivo! en todas y cada una de sus facetas que hasta ahora conoce. jura que en su vida había visto un chico tan hermoso como él.

al llegar a la escuela luego de un corto viaje en jeep, entre charlas y algo de música, ambos se encontraban ingresando por la entrada principal con la atención un poco sobre ellos. ya lo consideraban parte de su día a día que cuchicheen acerca de lo que tenían, no les molestaba en lo absoluto, pero ahora se sentía... diferente.

—¿traigo el saco al revés o como por qué me miran tanto? —jay dice acomodando el cuello de su camisa tratando de comprender.

—quizás te salió un tercer ojo.

el mayor chista con la lengua y pasa su brazo por los hombros del menor atrayéndolo hacia él.

—un tercer ojo para mirarte mejor y que no se me escape ningún gestito lindo de tu rostro. —besa la sien del menor honestamente importándole muy poco su alrededor. no eran más que chillidos provenientes del alumnado femenino.

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