Tiempo Fuera

4.1

Cuando Lucas llega a la estación del tren, camina más apresurado de lo que le gustaría admitir, en dirección a la salida. Es que no quiere perder mucho más tiempo, la simple idea de ver a Tyler hace que todo en su vida se sienta mucho mejor. Y cuando lo encuentra fuera de la estación, recargado en esa poderosa moto, con su chaqueta oscura y unas gafas negras, siente que podría dejar de respirar en cualquier momento. El 46 le sonríe como si pudiera leer sus pensamientos y Navarro lo odia, por ser tan sexy y perfecto. ¿Cómo puede ser real, siquiera?

-Te odio- le dice el mariscal cuando llega con él.

-Diablos, creo que es lo más rápido que me has odiado. ¿Es porque soy demasiado guapo? -pregunta burlón.

-Desgraciadamente, si -responde Navarro, cuyo comentario parece tomar a Tyler con la guardia baja, a juzgar por su expresión.-Espero que no nos mates, 46.

-Jamás, dulzura.

Rivera le regala un guiño antes de tomar su mochila pequeña colgándosela en el pecho. Lucas se sube en la parte trasera y se sujeta al maldito 46, ignorando esos pensamientos de que las personas alrededor lo verán. Navarro había olvidado la sensación de viajar en moto por la carretera y no puede evitar sujetarse con más fuerza a Tyler con cada vuelta, y el defensivo aprovecha eso para acelerar un poco, obligándolo a afianzar el agarre. Lucas se promete que lo golpeará tan pronto lleguen a su departamento.
Sin embargo, en cuanto cierran la puerta de dicho lugar, el golpear a Tyler es algo que ni siquiera cruza la mente del mariscal, especialmente por la forma en que Rivera lo acorrala contra la pared, atrapando su boca en un beso hambriento. Y Lucas, quien no sabía lo mucho que deseaba ese contacto, se derrite entre sus brazos y sus labios. Es que nunca jamás podría besar a alguien más, sabe muy bien que su boca le pertenece a Tyler.
Lucas gime bajo cuando el 46 delinea sus labios con la lengua antes de introducirla en su boca. No es consciente ni siquiera del momento en que sus manos se aferran al cabello de Rivera hasta que tira de él robándole un gemido al defensivo, animándolo a que lo aprisione aún más contra la madera. Navarro se mueve un poco, rozando su entrepierna con la de Tyler robándoles un jadeo a ambos. Necesita a Tyler y lo necesita ahora. Y quizá Rivera había olvidado un lado de Lucas que solo había visto él, algo que le pertenecía y que nadie más había despertado en el mariscal. Un lado atrevido y sinvergüenza que salía del Navarro excitado. Así que se sorprende maravillosamente cuando Lucas coloca la mano sobre su miembro endurecido, acariciándolo. Tyler ya no puede seguir el ritmo de ese beso, en cambio recarga la frente en el hombro de Navarro, con una respiración errática.

-Te necesito...- susurra Navarro en su oído con una voz agitada, cargada de deseo, enviando escalofrío que le recorre la espalda-ahora, Tyler...

Y Lucas no sabe cómo fue que llegaron hasta este punto, recostados en la cama, él debajo del cuerpo del 46, pero le da igual, todo le da igual porque mientras Tyler traza un camino desde su oreja bajando por su mandíbula y su cuello, no hay ningún pensamiento racional en su cabeza. No lo necesita, de cualquier modo. No va a negar que desea esto, que desea a Tyler, que desea ser suyo por completo, aunque nunca dejó de serlo. Así que recibe gustoso el beso que Rivera le regala, perdiéndose en él, en sus brazos que lo sostienen y en el calor que lo rodea. Sabe que podría desmayarse en cualquier momento y no podría importarle menos, porque no hay una sola razón por la que se apartaría de él. Quiere que Tyler tenga todo de él y él quiere tenerlo todo de Rivera. Es un pensamiento egoísta, lo sabe, aunque le da lo mismo. El amor que tiene por el maldito 46 es mucho más grande de lo que pensó que sería, más intenso que antes, tanto que a veces siente que no puede contenerlo en su cuerpo, que en cualquier momento se volverá polvo de estrellas en medio de la noche oscura. Sería algo maravilloso, porque Tyler es su luna, el que alumbra su cielo cuando no encuentra ninguna luz.