Capítulo 4

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Conforme pasaban los días, Katsuki trató de ignorar completamente los detalles que Kiri tenía hacia él; Las pequeñas cartas, los desayunos que solía enviarle en la agencia, incluso las veces que iban a un bar y Eijiro terminaba cuidando de él y lo llevaba a su casa.

Todo se hizo realmente incómodo para él, mucho más incómodo que la vez que se masturbaron juntos por primera vez.

Por otro lado, Eijiro estaba contento por sus avances; si bien no recibía agradecimientos por parte de su mayor por los regalos y detalles, al menos no lo rechazaba y eso era suficiente para que su corazón salte de alegría y le incite a seguir con esos pequeños obsequios y cuidados.

Aunque habían tenido muchas misiones durante esa semana y estaban bajo mucha presión por parte de Endeavor, ninguno de los sugirió el sexo como forma de despejar su mente. Para Katsuki se le hacía incomoda la determinación de Kiri para enamorarlo, y Eijiro sólo estaba esperando el momento ideal para hacer su siguiente jugada, ya que no iba a ser sólo una noche de pasión y lujuria, sino que debía lograr cautivar el corazón del rubio, hacerle recuperar su fe en el amor.

Y eso sería hoy.

Ambos salieron de la agencia aproximadamente a las 17:00 por lo que tenía tiempo de sobra para invitarlo a cenar y después llevarlo a un tranquilo bar, donde subirían un poco su calor, sin necesidad de exagerar, el resto lo guardaría para la cama.

Todo estaba según lo planeado, Katsuki había aceptado la invitación de Kiri, y ahora mismo se encontraban en el restaurante. 

—¿Por qué me miras tanto? Está comenzando a incomodarme, tsk, es molesto —era verdad, Kiri no dejaba de mirarlo con anhelo y admiración, al igual que un perrito.

—Lo lamento, es que estoy emocionado por hoy.

Katsuki solo se limitó a rodar los ojos, mientras continuaba examinando el menú de la comida, tratando de elegir un platillo.

Después de unos minutos ambos pidieron su comida, poco después el mesero trajo a cada uno lo que había elegido.

Para Kiri era un sueño ver como Katsuki degustaba cada bocado de esa comida, como se deleitaba con ese sabor, sabía que ese era su restaurante preferido, y que a Bakugo le encantaba todo lo que servían ahí, en especial sus alitas con salsa picantes.

Mientras el cenizo devoraba esas alitas, no se percató que se había ensuciado parte de la comisura de sus labios con aquella salsa.

Bingo, la oportunidad perfecta para Kirishima.

Llenándose de valor, Eijiro se acercó rápidamente y con un beso limpió esa pequeña mancha de salsa.

Por su parte Bakugo quedó en Shock, ese había sido su primer beso... Y se sentía tan... Tan...

—¡Ay! Pica, pica, pica— el pelirrojo se apartó y comenzó a jadear sacando la lengua— Katsuki, me pica.

Sabía que él no era muy tolerante al picante, pero por hacer ese acto romántico le había llegado su merecido.

Bakugo estalló a carcajadas inmediatamente, y aunque Kirishima sentía como su boca ardía en llamas le gustó oír nuevamente la risa del cenizo... Hace mucho que no la escuchaba, esa risa era muy similar a aquella vez que habían combatido con aquel villano que inundaba la ciudad con carcajadas... si, desde aquella vez Kirishima se enamoró de esa ronca y sincera risa, era una melodía para sus oídos.

Sin perder más tiempo Eijiro tomó el vaso de agua que estaba en la mesa, debía apagar esa cosa en su boca de inmediato.

—Jajaja... El agua no te servirá para nada— comentó su acompañante mientras se limpiaba la pequeña lágrima que se le escapó por la escena anterior— ten, esto es más útil.

Desde Esa Noche |KiriBaku|Where stories live. Discover now