Capítulo 6

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Luego de aquella ocasión, Katsuki y Eijiro, continuaron manteniendo ese ritmo, una y otra y otra vez.

Para el rubio, no había significado casi nada; si bien las caricias y los besos aumentaban la pasión del momento, aún no podía asegurar que se había obsesionado con Kirishima, mucho menos enamorado...

Pero el plan del pelirrojo aún no terminaba.

Después de la quinta sesión de sexo apasionado, Kiri cortó completamente los lazos con Bakugo, se portó cortante, siempre lo evitaba en la oficina y constantemente ponía excusas tontas para no quedar a solas con el rubio y mucho menos ir a su departamento.

Al inicio no le importó a Katsuki, ya que como mencionamos anteriormente, él no se sentía enamorado de ese pelos de mierda, sólo era sexo y ya. 

Pero conforme fueron pasando los días, seguido de las semanas... Se dio cuenta de cuanta falta de hacía aquellos besos que profanaban cada rincón de su boca, de esas caricias que habían explorado cada centímetro de su piel, y esos dientes que marcaron su territorio en él. 

Necesitaba de esa esencia, necesitaba ser saciado, necesitada de Kirishima.

—Oye idiota —gruñó molesto mientras terminaba unos papeleos en su escritorio.

—¿Qué pasó, Dynamight? —nuevamente Kirishima marcaba esa separación al no llamarlo por su apodo o por lo menos su nombre.

—Últimamente los villanos son más fastidiosos de lo usual, necesito que te hagas cargo.

—Claro, tu dime en que zona están y yo iré a arrestarlos.

—¡No idiota! —dio un golpe en su escritorio, antes de levantarse y caminar intimidante hacia el menor— hablo de nuestro contrato, cabeza hueca.

Katsuki, había acorralado a Kirishima en su escritorio; esta vez no iba a evitarlo, esta vez lo complacería. No tenía escapatoria.

Pero no contaba con el grito ahogado y nada varonil que Eijiro soltaría, y que lo mantuvo aturdido por un par de segundos. Segundos que el pelirrojo aprovecho para zafarse de ese problema y correr fuera de ahí.

—¡Eres un maldito cobarde, infeliz! —se quejó tratando de alcanzarlo persiguiéndolo por los pasillos, pero esta vez, Shoto fue quien lo detuvo con su Quirk.

—Sabes que no pueden correr en los pasillos de la agencia, deja de asustar a Kirishima —lo regañó el de la cicatriz sin mostrar ni una sola pizca de expresión en su rostro, como de costumbre.

—¡Los problemas que tengo con ese imbécil no te incumben!

—Claro que si me incumben, tomando en cuenta que yo seré el siguiente encargado de esta agencia. Además... —levantó la mirada para retarlo— tu historial con Kirishima en la academia no es tan pulcro que digamos. 

Era verdad. Todos sus compañeros de la clase tenían conocimiento de las noches en las que Eijiro iba a la habitación de Bakugo, sus fuertes gemidos eran los cómplices y delatores de aquello.

—Tsk —desvió la mirada— como sea, de todas formas hablaré con él después. Ahora... ¡Libérame de todo este maldito hielo, idiota!

Una vez liberado, Katsuki cumplió con lo que dijo y se quedó en la oficina sin molestar a su compañero, no quería tener que enfrentarse al rarito de Todoroki de nuevo. Red Riot tampoco hizo presencia en su lugar de trabajo el resto de la tarde, lo más probable era que haya ido a hacer patrullajes o completar alguna misión pendiente, cualquier cosa para no volver a toparse con el cenizo de nuevo, al menos no por hoy.

La noche llegó y con ello el fin de la jornada laboral. Kirishima había vuelto a su departamento agotado y molido por todos aquellos asaltantes que tuvo que detener. Estaba por entrar a su hogar cuando notó algo extraño al ver la ranura inferior de su puerta:

Desde Esa Noche |KiriBaku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora