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Vance estuvo estudiando hasta tarde, tal vez unas cinco horas, se le había pasado el tiempo volando. Solo se dió cuanta del tiempo que había pasado cuando se levantó de su silla para beber agua ya que sin querer hizo ruido al bajar las escaleras gracias a que se tropezó y su padre vino encantado a echarle la bronca.

Le gritó la hora y le metió en su habitación a collejas. Básicamente le amenazó y le deseó malas noches después de besarle en la frente  agresivamente. Vance pensó que su cráneo se había abierto por la presión que hizo su padre en su cabeza y eso solo con los labios.

Ahora que estaba mas tranquilo al estudiar, se metió en sus sábanas y se durmió al instante.

...

Al día siguiente, Vance no fue capaz de despertarse solo como solía hacer habitualmente y esto fue porque no acostumbraba dormirse tan tarde.

Por suerte su padre estaba ahí para joderle la mañana con sus broncas. El hombre mayor abrió la puerta de una patada justo como hacía Vance y entró gritando. –¡¿No has visto la hora?!–

Vance por el susto se convulsionó en la cama durante unos segundos y después miró su reloj-despertador. –¡Levántate pequeña mierda!– Le dió una patada a la cama y le arrebató la sábana al adolescente que sin dudarlo se levantó mareado. Aun escuchando los gritos de su padre a sus espaldas sobre lo estúpido y perezoso que era, se empezó a cambiar.

A medias de ponerse el pantalón se le pasó algo por la cabeza algo que detuvo el tiempo para él. Si su padre se aseguraba de que iba a clase significaba que le importaban sus estudios y por lo tanto, su futuro también.
Le pareció muy cursi pensar así.

Otra vez, su padre le sacó de sus pensamientos a patadas o mas bien tirándole un zapato a la cabeza. Se acercó a Vance y buscó que estaba mirando tan fijamente en el armario. –¿Que hay aquí?– Le preguntó rebuscando entre la ropa.

–No hay nada, me he distraído, eso es todo.– Le respondió mientras se frotaba la nuca y después se terminaba de cambiar.

Minutos después, al terminar de ponerse los zapatos, bajó a desayunar y corrió a fuera de la casa ya que llegaba tarde. Nunca le importó llegar puntual a clase y no sabía exactamente porque ahora le importaba. Nada había cambiado, excepto sus notas.

Antes de salir, se asomó a la cocina y observó a su padre beber su taza de café mientras leía el periódico, este no tardó en notar su presencia. –¿Por qué sigues aquí?– Le preguntó retóricamente demostrando el odio que le tenía.

Vance suspiró y trago saliva. –Ya me voy...– Dijo poniendo voz firme y mantenimiento su ceño fruncido. –Te quiero.– Dijo antes de irse de ahí a paso lento, no deprimido.

Durante el camino Vance no podía parar de pensar en la "buena racha" que estaba teniendo, tal vez debería de empezar a meditar para poder controlar sus impulsos pero eso lo haría mas tarde, tal vez incluso con la ayuda de su padre.

...

Cuando llegó a su no tan adorado instituto, vio un montón de gente en los pasillos, casi no se podía pasar al otro extremo. Vance como el profesional que es, empujó a todo el que se ponía delante de él y atravesó esa estampida.

A unos pocos pasos de su clase, empujó a una persona menos ignorante que los demás. Este era el profesor que siempre intentaba convencer a la directora de que expulsara a Vance para siempre, también conocido como Mr. Murphy.

Entre los dos, Vance era mas gruñón pero de todas formas Mr. Murphy no iba a ignorar esa falta de disciplina, al igual que todas las demás. Cuando Vance intentó pasar, se puso enmedio y bloqueó su camino. Vance subió la mirada y frunció el ceño nada mas ver de quien se trataba.

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2022 ⏰

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