Chapter 2: Bienvenida

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Pov Andy

Terminaba con mis corridas matutinas, cuando veo a lo lejos un camión de mudanza, en lo que fue la propiedad de los Wilde. Un hombre estaba con su mujer dialogando.

*Wow nuevos vecinos* me dije a mi mismo. Me acerque a presentarme.

—Buenas tardes, no me digas, nuevos vecinos?— dije con caradurez.

—Si, mucho gusto. Soy Tomas Di Medici— respondió el hombre de pelo negro

—Mucho gusto, soy Andy Barber. Al parecer somos vecinos. Necesitas ayuda con esas cajas?— dije amablemente

—Perfecto, me sería de mucha ayuda Andy— responde mientras alzaba algunas de sus pertenecías.

—Y dime que te trae a este vecindario?, dejame adivinar, trabajo?— pregunte con curiosidad

—Claro, es por ese mismo motivo. Un puesto de trabajo en una petrolífera, vine con mi esposa y mis dos hijos— respondia

—Hombre de familia ah?. Bueno no hay mejor vecindario que este— decía cargando algunas de sus maletas.

Mientras ayudaba con sus pertenencias, la voz dulce de una muchachita llamó mi atención. Volte a verla y cuando la vi, era una pequeña con cara de ángel y un cuerpo muy desarrollado para su edad. Calculo que debe tener entre unos 16 o 17 años. Al recorrer su cuerpo sentí una pequeña molestia entre mis piernas.b

—Papi, dile a Marco que la habitación de la derecha es mía— salía la pequeña con una frustración en su rostro.

-—Cielo te presento,el es Andy Barber nuestro nuevo vecino— le dijo su padre a la muchacha.

—Hola, me llamo Antonella, un gusto— dijo levantando su mano en gesto de estrecharla con la mía

—Buenos días, soy Andy Barber su nuevo vecino— dije e hice el mismo gesto. 9h nl gz eubnghdvgygŕŕř

—Vabbè, quieres ayuda con mis cajas— dijo

—No hace falta. Pero dime donde llevarlas— dije tratando de contener mis instintos masculinos.

—sígueme—

Entramos a la casa, era la primera vez que entraba, muy linda a decir verdad. Subíamos por la escalera, ella iba adelante y yo solo podía observar su redondo y parado trasero que se marcaba gracias a esos ajustados short.

— Antonella, hai vinto questa volta— dijo un castaño sacándome de mis fantasías.

—Marco, io vinco sempre. Ten algo de educación y saluda a nuestro nuevo vecino— dijo la castaña con soberbia.

—Mi displace, sono Marco. Disculpa, me cuesta un poco el inglés— dijo simpaticamente

—Marcos, es un placer, me llamo Andy.— estrechó su mano.

—Bueno Andy, pasa por aquí— dijo la castaña señalando su nueva habitación

—Ya veo porque querías está habitación, tiene una perfecta vista, incluso puedo ver mi habitación desde aquí— dije imaginando todas las posibilidades de poder espiarla.

—Esa es tu casa?—dijo con una pequeña curiosidad mordiendo sus labios

Ese maldito gesto me hizo querer arrancarle su ropa y follarla aquí mismo.

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Detrás de mi buena apariencia, la de uno de los mejores y respetados abogados de la zona, tengo uno gran secreto y es que me gusta coger. Me gusta tener sexo rudo con jovencitas. Me gustan las chicas menores porque tienen su cavidad tan apretada y eso me encanta me lleva a otros niveles.

Comencé cuando tenía 20, cuando mi vecina de unos 16 años llamó mi atención, fue mi primer virgen a la que cogi. Yo nunca la busque, ella se me insinuó.
Una tarde en la que me encontraba solo, ella solo toco a mi puerta y dio la tonta excusa de que no tenía las llaves de su casa, pasamos toda la tarde en la mía, entre beso y algunos toques, todo se calentó y cogimos en mi habitación. Cada embestida en su pequeña y estrecha cavidad me hizo querer más y más.

Ese fue el inicio, cuando me encontraba en la universidad conocí a algunos compañeros que tenían los mismos gusto que yo, nos hicimos mejor amigos y hasta hoy en día, los fines de semanas frecuentamos algunos bares donde van jovencitas a las que podemos coger con todas las ganas.

No voy a mentir, hay algunas jóvenes que son más difícil de llevar a la cama, tienes que engañarlas y hacerles creer que te casaras con ellas para que accedan. Una vez logrado el objetivo, si te he visto no me acuerdo. Con mis 2 mejores amigos acordamos eso. No mezclar sentimientos con el sexo.

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—Si, esa es mi casa. Quizás algún día puedas conocerla. Tengo un pequeño perro, que es como mi pequeño hijo—le dije tratando de contener mis ganas.

—Tienes un perro? Me encanta los perros. Me gustaría poder conocerlo— decía emocionada.

—Entonces anotado, esperare con gusto eso— dije.

Obscuras intenciones (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora