Chapter 21: Sufrimiento

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2 años después

POV Andy

Desde aquella noticia que Antonella me había dado, yo decidí alejarme y olvidarla para siempre. Pero debo decir en mi contra que fue en vano.

Supe que te habías marchado a Manchester, pues tus padres dijeron a todos que era porque habías conseguido un lugar en una de las escuelas más prestigiadas academicamente, pero yo supe que eso era mentira.

Ya son casi dos años...

Me extrañas? Yo no, he estado buscándote en otros besos, la boca es el refugio de los que


saben mentir, así como el cuerpo lo es de los que ya no pueden amar.

¿Todavía te muerdes los labios para no gritar mi nombre cuando haces el amor con él?

¡Carajo! A ti no puedo mentirte, yo todavía cierro los ojos para imaginar que eres tú cuando estoy dentro de Melinda o de otra más.

Dueles y quiero dolerte también, ojalá que esta noche cuando estés a solas escondida en algún rincón de tu nuevo hogar, con ganas de llorar, te acaricies con mi nombre entre los dedos, con ese anillo que ahora te quema.

Nuestro castigos serán recordarnos uno dentro del otro, el tiempo que resta de tenernos fuera de nuestras vidas. Un doble castigo, pues yo vivo arrepentido por no haberte convertido en mi única vida.

Te dediqué la última de mis miradas, aquella tarde que subias al auto, y con una media vuelta, te cerré la puerta de mis ojos para siempre.

Mis piernas semidesnudas se estiraron dejándose acariciar por el aire fresco de los últimos suspiros
de primavera. Mis manos tantearon sobre el colchón, buscándote inocentemente debajo de auqella sábana arrugada, esponja involuntaria de aromas de la noche, mitad míos, mitad fantasmales.

Entonces recordé que únicamente me mentía en un sueño y como en todas las albadas habías
soltado mi mano en el último instante dejándome regresar solitario de la fantasía. Sonreí agradecido, pues pese a nuestra distancia, al menos el sueño nos salva de lo imposible.

Las calles de aquel que también fue tu vecindario, tienen la virtud de no recordarte, de no guardar ni un recuerdo tuyo; pero, ojalá los callejones de mi cabeza tuvieran esa misma suerte.

Mis primeros pensamientos siempre eran para ti, como lo eran también los último, antes que mi insomnio peleara valientemente contra el peso de mis párpados. Caía suavemente sobre nubes formadas de sonrisas y suspiros con tu nombre.

En las incesantes y tristes de las noches, mis manos apretaban aquel cuerpo que ahora yacía conmigo, corroborando lo que ya conozco con
cada fibra de mi cuerpo.

>>oh Antonella<<

Te deseo de carne y hueso, te quiero penetrandote por los poros de mi nariz, retumbando en el dédalo mis oídos y escociéndome en tus labios y más allá de ellos.

Te anhelo aquí, en estas solidas manos que sujetan aquel cuerpo que no era el tuyo, pero correoso que en pequeñas partes me recuerdan a ti.

Los amores imposibles se conforman, diría yo, con poco y nada, pues les basta un poco de oxigeno al día para continuar latiendo sin dar batalla en la noche más solitaria.

Esta mañana, me decidi buscarte del otro lado del hilo digital, donde una sonrisa en tu cara demuestra ahora tu felicidad, estamos con un pie en nuestra propia realidad y con el otro en nuestro mundo privado.

Ese lugar que se alimenta de emociones, sensaciones y pensamientos, pero de rostros estáticos de hace unos meses que te marchaste, un muro de pixeles donde las caras tristes se quedaron detenidas en el tiempo y los motivos de nuestros gestos se quedaron en la memoria de alguien más.

Obscuras intenciones (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora