Kayla, 1.

60 1 0
                                    

Era un día cálido de septiembre, no era para nada un día cualquiera. Ese mismo día entraría a la cárcel la cual mi madre denominaba como el mejor sitio para conocer gente nueva, si, pensáis bien, el instituto.

Mis padres se separaron cuando yo tenía quince, me caló muy hondo, sobre todo cuando mi padre hacia esas escenas de marido celoso y gritaba a mi madre porque pensaba que lo había engañado. Mi madre y yo aguantamos así un año, llorando en silencio por las noches por el calvario que se había vuelto convivir con mi padre. Su sola presencia me ponía incómoda. No podía quedarme sola con él, supongo que la televisión me había enseñado lo que puede hacer un hombre furioso, celoso y cansado.
Me entran escalofríos solo de recordar que le tenía miedo a mi propio padre.

Dos años después, aquí estoy yo corriendo hacia el instituto que lo tenía a cinco minutos de mi casa, gracias a que mis tíos nos acogieron a mi y a mi madre después de la separación.

Si, voy a empezar bachillerato en un sitio donde no conozco a nadie, estas cosas son muy difíciles para mi, no confío en mí misma y la gente no se me da para nada bien, supongo que por desgracia.
Entré al infierno con Elastic Heart de Sia sonando en mis oídos. La verdad que no tenía ni puñetera idea de donde ir, así que decidí ir a preguntar a secretaria. La clase...201, eso esta escaleras arriba creo. Reí de mi misma. Piqué a la puerta y entré, todos me miraron de golpe. Me quedé petrificada ante todos y...
-Perdona, ¿necesitas algo?- preguntó el que supongo que es el profesor.
-S-si...me asignaron este aula- Pronuncié las palabras un poco intimidada.
-Pues entra y siéntate.- Me ordenó.
Con la cabeza gacha visualicé un sitio vacío al lado de nadie, perfecto. Todos me miraban a la expectativa...¿de qué? ¿Qué querían de mi? ¿Qué les bailara una sardana o qué? Suerte que llevaba mi gorro que me hacia sentir un poco más cómoda.
-¿Como te llamas?- Preguntó el profesor sacándome de mis pensamientos.
-Kayla Peréz...-Digo en un susurro. Por suerte Julio(el nombre del profesor), tiene un buen oído y me escucha.
-Pues...me parece que le han asignado mal, su clase es la 211.- Me cago en todo. ¿En serio? Me tenía que pasar a mi, como siempre.
Cojo las cosas y susurrándole un simple "gracias" a Julio, salgo disparada de ahí.
Tardo como unos cinco minutos en encontrar la clase y vuelvo a picar.
toc ,toc
"Adelante" dijo una voz de mujer.
Entré sin mirar mucho a la gente.
-¿Eres Kayla verdad?- Dijo con voz suave.
Asentí poniéndome como un tomate.
-Puedes tomar asiento al lado de Mel.- Prosiguió.
Me señaló donde era, dejé mis cosas y me senté.
Lo que me encontré fueron unos ojos azules parecidos a los míos con una mirada intensa mirándome con curiosidad.

en la piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora