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Se despertó, una suave colcha de color blanco lo tapaba, un fuerte dolor de cabeza nuevamente invadió su cabeza, estaba desorientado, no sabía dónde estaba y lo único que recordaba del día de ayer era el ver como unos hombres lo tomaban fuerte de ...

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Se despertó, una suave colcha de color blanco lo tapaba, un fuerte dolor de cabeza nuevamente invadió su cabeza, estaba desorientado, no sabía dónde estaba y lo único que recordaba del día de ayer era el ver como unos hombres lo tomaban fuerte de sus muñecas, le tapaban su nariz con un pañuelo y cayó dormido, recordó ver como su mejor amigo lloraba a pesar de saber que habían dado muchísimo por el, lloraba y trataba de ir con el pero no podía, no cuando esos sujetos lo tenían de sus muñecas, casi lo golpean, solo que llegó aquella muchacha que les había dado la ropa diciendo que no podían golpear a la mercancía si no tendrían serios problemas.

Miro hacia todos lados, aquella habitación era muy grande, tenía hasta un balcón, miro la cama donde estaba acostado, se sentía muy cómoda, las colchas tenían un delicioso olor a canela y vainilla eso lo hizo recordar a su abuela, su ángel, ¿Y si estaba muerto? No claro que no, eso era una jodida mentira pues si fuera así no sentiría dolor de cabeza y no estaría viendo como la fuerte luz del sol se alcanzaba a colar por aquella cortina de color crema, al igual que sus muñecas no estarían moradas por el agarre de la noche anterior, y otro recuerdo vino a su cabeza.

Un señor, con traje de color negro, su mano tenía tatuajes, anillos en sus dedos, un antifaz negro con detalles dorados, su sonrisa de lado, aquel precio, aquellos gritos de ánimo, y su cabeza nuevamente hizo clic, había sido vendido, ¿a quien? No sabía y de verdad, de verdad solo esperaba que aquella persona no fuera un abuelo pedofilo que lo quería violar o algo por lo parecido.

Escucho la puerta ser abierta y eso fue lo que lo saco de sus pensamientos, sus ojitos color almendra viajaron hacia esta, vio a un joven, cabello negro, ojos del mismo color, mandíbula bien marcada, un pircing en su labio, aretes en sus orejas, tenía puesto unos pantalones deportivos de color negro y una camisa blanca holgada, su cabello estaba algo arreglado, su brazo izquierdo estaba tatuado y su mano también, era el, el hombre que lo había comprado la noche de ayer.

- Despertaste - Dijo Jungkook con una leve sonrisa en sus labios.

- ¿Q-quien eres? - Pregunto Taehyung como un conejito asustado, sentándose en la cama mientras apretaba la colcha levemente por el miedo.

- Me llamó Jungkook, apuesto que no debes de recordar mucho Taehyung - Jungkook se empezó a acercar a la cama con cuidado, sin apuro, no quería asustar más al chiquillo.

- ¿J-jungkook? - Dijo Taehyung en forma de duda, miro a otro lado, le parecía lindo ese nombre y ni hablar del dueño del nombre, tenía que admitirlo y era bastante guapo pero no se iba a dejar por eso.

- Si tesoro, soy Jungkook - El de cabellos negros le hablo lindo a Taehyung, no quería lastimarlo, no por el momento, cuando estuvo lo bastante cerca se sentó en el borde de la cama y le sonrió con confianza al de cabellos hondulados - ¿Te duele algo pequeño?

- E-eso no te importa - Murmuro Taehyung con su ceño levemente fruncido, miro a un lado, dándole casi la espalda a el de cabellos negros.

- No seas grosero Kim, estoy siendo amable, no me puedes responder de esa forma - Hablo Jungkook de forma seria, odiaba que fueran grosero con el y más cuando el no lo estaba siendo - Nuevamente pregunto, ¿Te duele algo?

Daddy King - TaekookWhere stories live. Discover now