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OHM

Jimmy me ha dicho que no me preocupe, pero me he preocupado desde que salió, porque me dejó un arma cerca, por si algo ocurría.

Si algo puede ocurrir, significa que algo está muy mal.

He oído algunos disparos fuera, pero ninguno cerca, y eso me da un poco de tranquilidad.

Por un corto espacio de tiempo.

Mi paz se termina, cuando escucho pasos cerca.

Tiene que ser Jimmy.

No tendría idea de que hacer si no es Jimmy.

Me quedo quieto, intentando estirar la mano al arma, cuando la puerta se abre, y veo a un hombre que no conozco, que me apunta al notarme.

Me agito pensando en si lo mejor que puedo hacer es transformarme para aguantar más.

Su dedo va al gatillo, pero no puede disparar, porque de la nada una bala le atraviesa la cabeza, y cae al piso.

Miro a la entrada, y está Chimon guardando su arma, después de cerrar la puerta.

—¿Jimmy? —me pregunta sin mirarme, porque está revisándole el cuerpo al hombre y pone en la mesa las armas que tenía.

—S-Salió.

Ambos volteamos de nuevo afuera, porque se escuchan varios pasos en el pasillo, acercándose, y él agarra la ametralladora, para salir.

Mi corazón parece que va a salirse de mi pecho cuando lo escucho dispararles y regresa, colocando el seguro.

Noto cuando se acerca a la mesa grande, que tiene una bala en su pierna ensangrentada.

La saca con sus dedos, y luego agarra la botella de agua, para limpiarse la herida.

—¿Estás bien? —pregunto en un susurro.

—Es solo una bala —dice mostrándomela— llorón.

Se venda solo, presionando fuerte la zona afectada, y su mirada baja al arma que tengo.

—Agarra eso o van a matarte, inútil.

—S-Sí —respondo estirándome para tomarla.

—¿Sabes a dónde se fue Jimmy?

—Al techo.

Suspira, asintiendo y se levanta.

—No te mueras —me dice caminando a la puerta.

Cuando la abre, se transforma y retrocede.

Escucho disparos que chocan contra la pared, y entran dos hombres.

Chimon se lanza sobre uno, y le arranca la cara con sus colmillos, mientras el otro intenta dispararle, pero no puede apuntarle, porque es muy rápido.

Termina mordiéndole las piernas a ese para hacerlo caer, y dispararle, matándolo también.

Jala los cuerpos más adentro, y cierra la puerta de nuevo, claramente agitado.

—¿Por qué creo que si te dejo solo no vas a sobrevivir? —me pregunta directamente.

—Lo creo también —digo sinceramente—  gracias.

Pone el seguro y se sienta otra vez a mi lado, ajustando la venda de su pierna.

—Son muchos —me dice recargando sus armas en orden— los maté, y maté, y maté, pero siguen apareciendo.

—¿Viste si los demás están bien?

Zona roja || OhmnanonWhere stories live. Discover now