𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 5.1

5 3 0
                                    

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 5.1
𝐃𝐄𝐕𝐎𝐂𝐈𝐎𝐍

Había un muchacho de caireles dorados, ojos esmeraldas y voz firme ejerciendo una espada. Su aspecto era bastante joven, probablemente no pasaba de los dieciocho años. Él había llegado hasta Hungría con el objetivo de integrarse al ejército que el conde había formado. Mucho se decía de ese hombre desde la lejanía del imperio y quería conocerlo en persona. Cientos de hombres se mofaron de él cuando por primera vez se mostró decidido y con ojos llameantes; decía provenir desde Atenas ejerciendo el antiguo escudo y espada de su madre, un arma bendita por su dios todo poderoso.

Los guardias del gran castillo lo vieron intentar repetidas veces entrar pidiendo una conferencia con el conde, pero nunca se le fue concedida, ¿Qué podría estar haciendo alguien como él en las tierras de Dumas? No pertenecía al imperio. Sobre todo, haciendo el ridículo diariamente, pues su objetivo era pedir al hombre reclutarlo para comandar uno de sus fieles ejercitos de soldados. El guardia más viejo de la mansión le informó al conde acerca de las reiteradas visitas que hacía el joven, y dos días después decidió atenderlo por cuenta propia.

El ateniense había escuchado en el pasado, casi desde el inicio de su pubertad el nombre del conde, un nombre citado por muchos. Los ideales que tenía y las posturas de las que hablaba con tanto ímpetu frente a un pueblo ajeno al suyo. El día en que perdió a su madre comprendió mejor las palabras de Dumas, todos eran monstruos que asesinaban sin piedad a quien fuera; hombres, ancianos y niños. Él perdió a su madre a causa de eso. Y así como el conde, igualmente él deseaba acabar con la plaga de los malfestados sobre las ciudades para evitar que alguien más corriera con la misma suerte que él.

"¿Qué pudo haber traído a un joven de manos suaves hasta aquí?, ¿Crees que sólo porque transportas un escudo brillante y una espada bonita voy a dejarte al mando de mi ejército? Debes estar bromeando" Reprendió Dumas apartando varios papeles de su escritorio.

"No es ninguna broma, Graf. Le aseguro que soy bastante hábil con este objeto, no es sólo una espada bonita como usted le ha llamado. En realidad fue bendita por mi dios Hefesto, antes la ejercía mi madre, ahora es mi obligación hacer buen uso de ella. Mi espada jamás ha conocido la derrota" Habló el joven sosteniendo con suavidad la empuñadura de su hoja, probablemente debía dejarla abajo para que esto no se volviera una falta de educación frente al gobernante. Pero deseaba que éste viera el arma y apreciara su belleza.

"Si te soy sincero, dudo que hayas peleado en una guerra antes. Esto no se trata de juegos, muchacho. Son vidas, son familias, es tiempo y recursos. No puedo apostar mis triunfos a la palabra de un desconocido. Los hombres con los que peleamos no se tentarán el corazón ante ti, y no dudarán en asesinarte cuando te cruces en su camino"

"Lo tengo en cuenta, mi señor. Yo sé a que vine" Mencionó el joven manteniéndose firme frente al conde. Debía admitir que estaba nervioso, pero sus palabras ahogaban un poco el miedo que en realidad sentía.

"¿Y bien?" Preguntó el conde acomodándose sobre su asiento.

"Graf, he venido hasta aquí ante usted por qué sé lo poderoso que es, dejé atrás mis raíces y todo lo que conozco. Y es que no sólo vengo con estas armas para poder pelear en nombre suyo" Respondió el muchacho suavizando su postura. El estudio del Graf mantenía un aroma a madera y licor, se trataba de una fragancia dulce que aligeró su pulso. Algunos papeles reposaban con tranquilidad sobre el escritorio y el gobernante al que deseaba conocer con tanta vehemencia estaba frente a él, observándolo con ojos monótonos. "Si, deseo unirme a su causa y acabar con todos los malfestados que rondan sueltos por las calles. No quiero que más familias se rompan por ello, pero también estoy aquí... Por venganza"

"¿Por venganza?, ¿De que tipo?" El conde levantó una ceja y prestó mayor atención al joven. De pronto quería saber de dónde provino su repentino cambio de aires.

"... Por mi familia, mi señor" Susurró sutilmente "Mi nombre es Patroklos Alexandra, y he perdido a mi familia de poco en poco desde que tengo memoria. Mi hermana desde muy pequeña fué raptada por una de esas crueles creaturas, durante la noche mi madre salió a buscarla y jamás volvió. Meses después su hermana; mi tía Cassandra partió en su búsqueda fuera del imperio y volvió con la noticia de que mi madre estaba muerta a manos de un malfestado" El joven bajó su arma y arrugó la nariz mostrándose acongojado "Esa noche yo le había pedido a mi padre que acompañase a mi madre, pero él no quiso. Y si no hubiera sido por ello, yo aún tendría conmigo a mi santa madre, rompí lazos con él hace bastante tiempo. No tengo familia y nada que perder para estar aquí frente a usted, Graf. Sin embargo, me queda la esperanza de encontrar a mi hermana. Mi señor, permítame formar parte de su imperio, no deseo ningún tipo de recompensa monetaria, sólo pido su ayuda para hallarla. Y a cambio seré el más fiel y leal servidor que usted pueda tener"

'No hay que tentar al hombre desesperado'

Eso había dicho Rudolf en su última asamblea con él, y esa misma oración tintineó en el pensamiento del conde. El joven había perdido a su familia y dejado atrás su hogar, su habla se notaba sincera y se le veía el rostro nervioso. Dumas divagó unos segundos ¿Familia? Él no recordaba mucho de la suya, algunas partes se veían borrosas en su memoria, tan siquiera las que estaban claras no eran recuerdos dulces ¿Que más estaba omitiendo?, ¿Dónde estaban ellos ahora? Sus ojos se movieron hacia el muchacho recorriendo sus facciones del rostro, sería hipócrita decir que entendía el dolor que él joven pasaba cuando en realidad no sentía lo mismo ni por su propia familia, pero ¿sería menos misericordioso sacar provecho de la situación por la que pasaba el ateniense? Por supuesto que no "...Ya veo" respondió Dumas desviando su mirada. Algo pasó rápidamente por su memoria cuando observó por segunda vez al joven. Tenía razón ¿Que más podía perder? El conde cerró los ojos con suavidad y asintió "Te pondré a prueba. Si logras convencerme entonces quizá piense darte el puesto de líder de tropas. Así que, debes ganarlo primero"

"Si mi señor, ¿Que debo hacer por usted?" Preguntó Patroklos.

"Tendrás que conformarte temporalmente con ser un soldado más de mi ejército, ¿De acuerdo? Mientras tanto yo haré lo posible por hallar a tu hermana. No ha de ser una tarea imposible" Respondió el conde volviendo su atención en los papeles que reposaban sobre la mesa.

"Pyrrha es su nombre, Graf" Mencionó Patroklos mostrándose animado, después hizo una reverencia amable "Le agradezco infinitamente, me esforzaré demasiado. Prometo que mi palabra vale como la de ningún otro"

"Me parece bien entonces. Ahora levántate, joven Patroklos. Mañana mismo deberás regresar para ponernos de acuerdo con tu forma de trabajar, te presentaré al líder de tropas para que te enseñe las ubicaciones que hay y podrás establecerte mejor" Sus ojos volvieron a un documento para revisarlo por segunda vez en la hora "Si eso era todo, ya puedes retirarte. Estoy bastante ocupado"

"Gracias mi señor" Mencionó el joven antes de marcharse y cerrar con un clic imperceptible el cerrojo de la puerta.

Vaya hombre soberbio ¿Que había sucedido con él?, ¿Dónde se hallaba ese hombre que siempre se mostraba antipático con el resto? Por un segundo casi tan corto como un parpadeo lo conmovió el joven; estaba dando su vida a cambio de estar con su hermana. Dumas se llevó una mano a la frente ¿Tan sólo se encontraba? Pero, eso es lo que él quería ¿No? La soledad, el silencio y la tranquilidad, probablemente no tenía a nadie por quién luchar y eso se remontó a la conmiseración por el joven. El hombre sacudió la idea de su mente. "Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de una espada" se convenció a sí mismo. Solo se trataba de una ayuda mutua, un trueque, un 'a cambio de' por lo que indudablemente el joven sería de bastante provecho para sus planes si lo colocaba en el lugar justo, y el conde lo sabía. Fuertes razones hacen fuertes acciones.

꧁  𝐒 𝐄 𝐄 𝐋 𝐄 𝐍 𝐊 𝐑 𝐈 𝐄 𝐆  ꧂Where stories live. Discover now