Capítulo XL

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Eddie Munson

El último en bajar de la van es Dustin, dejándonos a Liv y a mi completamente solos por un largo recorrido de quince minutos aproximándose. Al momento en que el chico cierra la puerta, suspiro pesadamente tratando de incomodar el ambiente lo menos posible; La postura de Liv es tensa, se aferra a la correa del cinturón de seguridad y también noto su dura manera de apretar la mandíbula; me da miedo de que en cualquier momento sus dientes crujan por no soportar la fuerza que los oprime.

Estiro mi mano al estéreo de la camioneta y lo enciendo tratando de amenizar el silencio; Patti Smith nos da la bienvenida con Because the night.

-Amo esta canción.- digo para mi mismo.

Liv asiente estando de acuerdo conmigo y se cruza de brazos cubriendose del frío que se escurre por una ranura abierta del cristal de la camioneta.

-¿No vas a decir nada?- realmente no me refiero a Patti Smith, y ella lo sabe.

-¿Puedo hacerlo?- No dejarla hablar quizás fue error mío, pero ahora, justo ahora me siento preparado para lo que sea que salga de sus venenosos labios.

-Por favor hazlo.- pido.

-Bueno...- traga saliva. Intento no mirarla, estoy seguro de que no pensaría con claridad estando tentado a ella en este solitario momento. -Lo que hice estuvo mal, muy mal y no pensé las consecuencias de mis actos, reconozco mi error y quiero pedirte una disculpa sincera por todo lo que te lastimé... sé que no merezco ni siquiera una mirada tuya, pero al menos quiero que sepas por qué no te dije antes. No te quería lastimar, Eddie, cuando comenzamos a hablar, no creí que se volviera real tan pronto, y cuando me di cuenta de que era demasiado tarde para mencionar a Billy en nosotros, me di cuenta de que estaba realmente hundida. Tampoco quería hacer sufrir a Billy, él es una buena persona, y tampoco merecía mi crueldad; todo este tiempo, mi prioridad era cuidar sus sentimientos, pese a que yo la pasé realmente mal, ustedes no podían estar igual, pero ahora veo que mi intento se fue a la basura, pues lo descubriste antes de que yo te pudiera dar una explicación.- Liv limpia una lagrima que baja por su mejilla con el dorso de su mano y sorbe su nariz. Su llanto es casi inaudible, en mi cabeza se reproduce la imagen de sus pequeños ojos hinchados y sus rosadas mejillas ardiendo en calor; la borro inmediatamente, no puedo pensar bien con ella en mi cabeza.

-Me sentí en el infierno, he de confesarlo, pero... me di cuenta de que no te puedo odiar, pese a que debería hacerlo, no puedo, Liv, además de que no quiero.- digo. -Te perdono, y aunque no podemos tener nada más, siempre te voy a querer, así que, por favor, no hagamos esta mierda más difícil, comer con un nudo en el estómago se siente del carajo, ¿estamos bien?- Sabiendo que ahora tengo planes a futuro con mis amigos, solo me enseña una cosa: arregla tus pendientes, y Liv era uno de ellos; si me voy a largar de Hawkins, quiero disfrutar este pequeño tiempo que me queda con la gente que quiero, en su momento se darán las oportunidades de preocuparse por mierdas sin solución, no ahora.

     -Estamos bien, Eddie.- finaliza con una sonrisa agradecida por todo su rostro inferior; los hoyuelos que peculiarmente se le forman hoy son enternecedores, estoy seguro de que ella también anhelaba con su alma esto.

     -Henos aquí, sana y salva, puedes llamar y decirle a tu novio que estás bien, ¿nos vemos mañana?- digo mientras estaciono la camioneta afuera de su casa como era costumbre. Esto me trae nostálgicos recuerdos, pues la manera en la que mi corazón latía amenazando con salirse y dar en el parabrisas, era realmente satisfactorio.

     -Te lo agradezco mucho, Eddie; nos vemos mañana.- me sonríe por última vez y baja de la camioneta para darme la espalda hasta estar en el marco de su puerta. Me da la cara una vez más y vuelvo a poner en marcha la van para ahora sí, no huir, irme correspondientemente a tiempo.

𝕭𝖔𝖗𝖓 𝖎𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora