🌹Capítulo 54🌹

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L A   L L U V I A


Narrador Omnisciente

La góndola estaba vacía... Giselle no estaba ahí.

Nicholas giraba sobre su propio eje, buscando desesperadamente con la mirada y manifestando su nombre a lo alto, una y otra vez.

— ¡Giselle! — exclamaba sin importarle despertar a toda la gente que a estas horas de la noche yacía en un inmerso sueño.

A este chico lo había abundado el pánico tras haber visto a esa figura enigmática de un hombre, y comenzaba a asociarlo con la desaparición de Giselle. Se preguntaba una y mil veces si era posible, su respiración cada vez se escuchaba más agitada.

Los pensamientos y el misterio de esa nota lo aturdían a cada minuto, impidiéndole mantener la calma. Con sus ojos se dispuso a reconocer la silueta oscura de ese sujeto, sino era a Giselle, entonces a él lo persiguiría hasta atraparlo.

Por segundos Nicholas caminaba en retroceso, queriendo lograr un panorama claro del lugar donde se encontraba... y es ahí cuando chocó con alguien bruscamente por estar de espalda.

— Ahora caminas como cangrejo — era Giselle. Con una risa burlona mientras veía el rostro en shock de este joven.

Para Nicholas fue un gran alivio volverla a ver. Suspiró profundo, botando toda la preocupación y el pavor que había recolectado hace unos momentos.

— Te dije que esperaras en la góndola — él recuperaba su respiración monótona.

— Sentí frío y quise calentarme mientras caminaba un poco, solo fue eso — se excusó Giselle — ¿Y tú? Parece como si hubieras visto un fantasma, ¿Qué pasó?

— No, sólo creí que te... — titubeó — nada, nada no me hagas caso — agachó la cabeza por un segundo.

— ¿Y los zumos de frambuesa? No los tienes.

— Eh... pues, el puesto ya estaba cerrado, ¿Estás viendo que hora es? Se pasó tu hora de dormir... — bufó fastidiado — y mi hora también — pero realmente éste estaba fingiendo estar molesto.

— Vaya, así que el niño Nicholas hace caso a su horita de dormir — Giselle rió de forma afable.

— Y tú una desobediente que sólo sabe dar sustos a la gente — Nicholas habló entre dientes, pero Giselle logró escuchar.

— ¡Oye! Ya te dije que quería caminar.

— Mi deber es cuidarte, lo sabes — éste caminaba serio ahora.

Giselle con un tono dulce le preguntó — ¿De verdad te asustaste por no verme en el bote? El señor Nick sintió miedo.

— Basta, se lo que haces — Nicholas la interrumpía mientras ella seguía bromeándole — Todos pueden sentir miedo, y no soy señor.

— Bien, lo que usted diga. Cerraré la boca... si es que puedo — susurraba y trataba de no soltar una carcajada.

La seriedad de Nick trataba de no desaparecer, pero una de las comisuras de este chico hacía esfuerzo por alzarse y reflejar una sonrisa, prueba de que este muchacho se encontraba aguantando para no contagiarse de la comicidad de Giselle, por lo menos, por esta noche.

Ambos jóvenes se regresaron al hotel donde se encontraban hospedados, y Giselle por haber ganado la competencia se quedaría unos días más en Italia, la señora Aurora había pagado por sus días de estancia y regresaría un día antes del juicio contra Owen que aún no daba por concluido.

La Flor Negra® [+21] Where stories live. Discover now