La mejor historia jamás escrita

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Con un romántico y considerado detalle, el rey de Talokan recuperó el corazón de la princesa que amaba y consiguió su perdón a un error fatal. Namor y Shuri ahora estaban juntos, y sentían que nada, ni nadie, podía romper ese amor entregado y profundo que se tenían entre ellos. Si bien, no podían estar juntos todo el tiempo por obvias razones, siempre encontraban la forma de verse. Siempre a la orilla del mar... Como la primera vez que se vieron.

El que parecía un día tranquilo en la superficie, era un mal momento para el reino de Talokan, ya que un grupo pequeño del gobierno de los Estados Unidos planeaban declararle la guerra al reino submarino. Namor tenía contemplado que esto pasaría tarde o temprano.

Era claro que los americanos harían todo lo posible para encontrar Talokan en el mundo subacuático y robarles todo el vibranio en cantidad que poseían. Además de derrocar el territorio Talokanil para siempre. Namor no se podía quedar de brazos cruzados ante esta situación. Tenía que hacer algo para mantener a su pueblo a salvo. Era momento de regresar a la superficie. Regresar para hablar con la princesa Shuri.

Namor convocó a Shuri en el mismo lugar en el que se veían todas las veces. La misma costa en el territorio más alejado de Wakanda. Ahí se reunían casi diario para hablar sobre sus respectivos pueblos y su bienestar. También para no perder el amor que tanto procuraban mantener encendido, por más que las cosas se pusieran mal para los dos. Siempre hallarían la manera de amarse cada día.

La princesa había llegado a la costa en postura monárquica. No sólo para atender el asunto importante que Namor quería resolver, sino también, ver una vez más al hombre que amaba. Ella no era la única que moría constantemente por ver a su enamorado, también el rey moría ansioso cada día que pasaba por ver a su reina.

-Siempre va a ser un verdadero placer verte a ti, mi reina amada. -habló el hombre del mar, alzando la voz. Mientras las ondas del mar disminuían, anunciando la llegada del rey a la costa.

Shuri podía escuchar la voz del rey aproximándose. Esto hizo que sonríera ansiosa con la mirada hacia abajo.

-Sea cual sea la emergencia, mi día ya es increíble con sólo tu presencia. -se dirigía la princesa a Namor, sin siquiera dirigirle la mirada. Bastaba con saber que él estaba de cuerpo presente.

-Lamento ser inoportuno, pero esto nos afecta a ambos.

-¿Qué sucede? -indagada la princesa, esta vez, prestando su mirada y atención al rey.

-Sabía que pasaría... He recibido mensajes de la superficie. Planean pelear contra mi gente para robarles todos sus recursos y destruir Talokan por siempre.

-No puede ser... ¿Tenemos solución?

-Lo medité bastante. Luchar no bastará. Si nuestra gente no pelean lado a lado, los humanos ganarán la batalla...

-Necesitamos a nuestros pueblos juntos. En una batalla contra un enemigo en común.

-Así es. Por eso es que vine hasta aquí... -dice el hombre poniéndose de rodillas, apoyándose en su lanza. -Reina de Wakanda... Este día quiero tomar una decisión importante en mi vida, y quiero tomarla contigo. ¿Quieres casarte conmigo?...

Esa pregunta era tan inesperada para Shuri. Su corazón latía demasiado rápido y a un ritmo agitador. Por un corto lapso de tiempo, la princesa no tenía respuesta ante tal propuesta. Respiró hondo, los latidos de su corazón disminuían su velocidad y entonces, habló.

-Acepto, mi Kukulcán... -disentía, mientras se le acercaba lentamente al rey de Talokan.

-Si hacemos esto, no sólo nuestra gente unirá fuerzas para defender su territorio... También podremos ser algo más. Tú y yo, Shuri.

-Como debió ser desde el principio...

Aunque la decisión sonaba, quizá, algo apresurada, tanto el rey, como la princesa Shuri, sentían que era un gran paso para ambos unirse en matrimonio. Ser marido y mujer, además de hacerlo para unir las fuerzas de ambos pueblos, fortalecería la vida amorosa de Shuri y Namor.

La ceremonia de boda no se hizo esperar mucho. Los invitados, el lugar, los preparativos... todo estaba listo. El lugar donde se llevaría a cabo la boda sería en la misma costa en la que Shuri y Namor se vieron por primera vez. Aquella costa donde no tenían ni idea de lo que les depararía el futuro.

En un bello atardecer a la orilla del mar, una fila larga de personas nativas de Wakanda abarcaban gran parte en la costa, justo al lado de la larga alfombra blanca que daba paso al altar. La pareja no tardaría en llegar. Querían contraer matrimonio lo antes posible, no sólo porque sus pueblos están en conflicto con la superficie, sino por el inmenso amor que anidaban.

Shuri vestía un vestido real blanco con un velo cubriendo su rostro. La cola del vestido era larga, tan larga que, alguien debía sujetarla. Nakia sería quien entregaría a Shuri al altar. Por el lazo familiar que tenía con la princesa, a Nakia le llenaba de orgullo saber que la hermana del difunto T'Challa se casaría.

En altar, posaba un Namor con las manos en la espalda, en espera de su amada. Éste portaba una armadura dorada, con botas cubriendo sus pies y con una capa partida. En su cabeza, usaba el casco de guerrero emplumado, parecido a un penacho de la cultura mesoamericana. 

Namor veía a su reina aproximándose al altar. Estiró su mano para atraerla hacía él y tomó su otra mano, tomándose ambos.

-Quiero decir que... Esto es un gran paso para mí. Jamás creí que podía lograr todo lo que ves. No sin ti. Te debo todo lo que tengo... -decía el individuo viendo fijamente con ternura los ojos la princesa.

-Siempre pudiste con todo. Yo sólo te hice ver las cosas que lograste.

-No es así. Yo no sentía ningún amor por la humanidad, hasta que te conocí a ti. Eres el mejor recuerdo que la humanidad pudo darme, a pesar de mi resentimiento contra ella. Me hiciste ver que no toda la superficie está del todo mal...

Las palabras de Namor convencieron a Shuri del amor sin condición que le tenía, sin importar lo que pasara, él siempre seguiría siendo parte de la vida de Shuri. Pase lo que pase, la princesa Shuri siempre sería el primer, el único y el más grande amor que el rey siente por la humanidad.

La ceremonia estaba a punto de finalizar. Namor no esperó más y recitó un discurso que se guardaba de hace tiempo para usarlo en el mejor momento de su vida.

¿Qué mejor momento para hablar con el corazón en la mano que en el día de su boda?

-Princesa de Wakanda... Mejor dicho, reina de Wakanda. ¿Quieres ser mi esposa? -preguntaba, sosteniendo un anillo de compromiso en sus dedos.

-Por supuesto... -respondía la princesa, dejándose colocar el anillo en su dedo anular.

-Esto es sólo el inicio de un largo camino por recorrer. Y ese camino, será más placentero, si lo recorremos juntos...

Al decir estas palabras, Shuri y Namor unen sus labios, aludiendo a su compromiso y su entrega amorosa, fundiéndose en un beso apasionado. Un beso afectuoso que deja en claro la unión entre marido y mujer de la princesa y el rey de Talokan, quienes gobernarían juntos sus respectivos reinos, pero más juntos y entregados que nunca. La perfecta combinación entre el deber y el amor.

ilovejenor

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