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A la mañana siguiente, Namjoon despertó sobre las siete y Jimin fingió que seguía durmiendo, llevaba fingiendo muy bien últimamente, se sentó en la cama recién cuando escuchó cómo la puerta del baño se cerraba y el agua empezaba a correr.

Jimin sentía el palpitar de su corazón desenfrenado, podía sentir cómo las manos le sudaban y cómo su vista se nublaba de solo pensar en lo que tenía que hacer en las próximas horas.

Faltaban doce horas para la boda.

Revisó sus mensajes, el grupo con sus amigos estaba lleno de fotos de la cena de anoche, tenía mensajes en el grupo familiar fusionado, donde estaban los padres de Nam y los de Jimin y organizaban las cenas, almuerzos, salidas o vacaciones familiares. La madre de Namjoon iba a odiarlo, ¿su padre sería capaz de golpearlo? Jimin jadeó, apretando las sábanas entre sus dedos.

No era tan valiente como para hacer esto.

Namjoon salió de la ducha y se dieron los buenos días con un beso como siempre, el más alto comenzó a hablarle sobre un invitado extra que San le pidió ayer en la noche, en realidad ellos habían previsto estas situaciones, así que no era algo de qué preocuparse, continuó vistiéndose mientras Jimin escuchaba desde la cama, un poco ido en sus pensamientos sin prestar demasiada atención a lo que su novio decía.

—¿Cariño? ¿Jimin? —Entonces lo miró—. ¿Qué ocurre? Pensé que reaccionarías peor al invitado extra —se rio, Jimin sonrió un poco—. Ve a bañarte, haré el desayuno y lavaré los cubiertos —sonrió.

Los minutos se estaban haciendo eternos, Jimin estaba parado bajo la ducha, sintiendo cómo el agua golpeaba su espalda y comenzó a llorar sin poder evitarlo más. No sabía qué hacer, pensó que, decirle a Hoseok lo que ocurría fue un error, que tal vez tuvo que haber callado y seguido con los planes, que tal vez, en la luna de miel, volvería a sentir todo lo que un día sintió por Namjoon, estarías en Paris, solos, durante veinte días...

Fueron a su cita en el salón, donde las estilistas los recibieron con masitas dulces, café y cualquier cosa que quisieran a su disposición, ese paquete de novios fue uno de los regalos de Hobi, así que Jimin no paraba de sentirse como una mierda estando sentado allí, mientras arreglaban sus manos y sus pies y uno de los chicos le contaba lo nervioso que estuvo el día de su boda.

Si él supiera...

Los minutos se volvían horas y Hoseok empezaba a ejercer presión suficiente para agobiarlo, amenazó con que, si no lo decía luego del almuerzo, él iría al departamento para enfrentar a Namjoon.

Hoseok no tenía malas intenciones, él podía imaginar lo difícil que era esto para Jimin y cuánto sufriría Namjoon, pero no iba a permitir que su mejor amigo contraiga matrimonio con alguien que no amaba, con alguien con quien nunca sería feliz y consideraba a Namjoon suficiente amigo como para desear que fuera feliz, como para desear que estuviera con alguien que lo amara incondicionalmente.

—Ya subí los trajes al auto —dijo Nam entrando a la habitación, Jimin estaba sentado en el borde de la cama—. El resto de las cosas ya están en el hotel, así que tenemos que ir, son las... tres de la tarde, así que estamos a tiempo, pero es mejor evitar el tráfico.

—Nam...

—¿Terminaste de preparar tu maleta de mano? Guardé los boletos en el mío —continuó—. Yoongi tiene los anillos, así que creo que todo está en orden.

—Nam...

—¡Ah! Los zapatos, no puedo creer que nos íbamos a ir sin ellos —se dirigió al armario y sacó ambas cajas—. ¿Te imaginas casarnos con deportivos? Sería...

Cuando el amor se escapa || MINIMONIWhere stories live. Discover now