ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔢

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ʟᴀ ᴠɪʙᴏʀᴀ ʏ ᴇʟ ᴏᴄéᴀɴᴏ

      Luego de recibir aquellas canastas cargadas de flores Dacia no dejó de sonreír en todo el día, durante la tarde las vio y las acomodó por su cuarto, dejando solo una encima de su oreja

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      Luego de recibir aquellas canastas cargadas de flores Dacia no dejó de sonreír en todo el día, durante la tarde las vio y las acomodó por su cuarto, dejando solo una encima de su oreja. Durante la cena su buen humor fue notorio y Aemond no paraba de sonreírle al saber que la razón era él.

Durmió aspirando el aroma que éstas emanaban y despertó dejándolas cerca de la ventana para que la luz del sol las ilumine.

Había prometido acompañar a Rhaenyra al jardín y beber té con pastel. Rhaenyra le había contado lo mucho que adoraba hacer eso cuando era joven.
Eligieron un lugar donde apenas algunas hojas de un viejo árbol cubrían la mitad y la otra mitad se iluminaba completamente por el sol, a unos metros Ser Eiross cumplía su guardia.

—Si fuera por mí, haría esto hasta envejecer por completo —dijo la princesa mientras estiraba una manta en el suelo para luego sentarse encima.

— ¿Y quién no? —Dacia imitó su acción—. Por cierto, ¡el pastel de aquí es muy bueno!

— ¿Verdad? —ambas rieron—. Dacia, niña mía...

— ¿Si?

—No he tenido la oportunidad para decirte que estoy muy orgullosa de ti -soltó mientras apoyaba una mano en la mejilla de la joven—. Te desenvuelves tan bien con las personas, te has adaptado a Desembarco en días y te has ganado el cariño de mi padre.

Dacia dejó caer su rostro en la mano de Rhaenyra y luego la tomó con las suyas.

—Todo lo que soy es gracias a ti —le dijo—. Tú me has criado, me has educado y me has formado.

—Y todo lo que yo te enseño, tú lo aprendes y lo perfeccionas —agregó la rubia—. Y Daemon... Sé que él es duro y gris pero sabes que te adora con todo su corazón y está orgulloso de la mujer en la que te conviertes día a día.

—Lo sé.

—Puede que sea insistente con aquel joven Lannister pero solo quiere lo mejor para ti, no te sientas presionada a nada.

—Hemos hablado de eso, si —asintió levemente mientras se recostaba boca arriba—. No siento presión... Pero no sé si quisiera casarme con Johan.

—Estoy segura de que él no será la única opción -se recostó a un lado suyo—. Eres realmente hermosa, Dacia, muchos hombres querrán desposarte.

Unas pisadas sobre algunas hojas caídas y pasto seco hizo que ambas llevaran su vista al frente, allí se encontraron con un refinado vestido verde con detalles dorados, cabello rizado y de tono pelirrojo oscuro; Alicent.

—Su majestad —la saludó Rhaenyra.

—Princesa —le dijo, saludó a Dacia también—. ¿Puedo acompañarlas? Tu padre quiere estar solo y no tengo otra cosa mejor que hacer.

𝔇𝔞𝔠𝔦𝔞 - [ᴀᴇᴍᴏɴᴅ ᴛᴀʀɢᴀʀʏᴇɴ] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora