Miedo

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La larga cabellera de Fenec ondeaba con el viento, al tiempo que cruzaba los techos de los edificios de La ciudad de Nueva York.

Se dejó aterrizar en uno de estos y se mantuvo mirando la selva de metal durante unos segundos.

Su espada estaba muerta, no había camino de vuelta para ella, solo le quedaba seguir adelante y forjar una nueva.

Sintió el viento en su rostro, un viento demasiado potente para el día de hoy.

Sin pensarlo se dejó caer del edificio evitando una patada que rompió los diez pisos superiores, Fenec utilizando un poco de energía espiritual se mantuvo en pie en medio del aire y se empezó a impulsar hasta llegar al techo donde vio a una niña, de no más de 14 años con ambos brazos tras su espalda, tarareando una infantil melodía, hasta que alzó su mano, el saludo romano, o al menos una variante de este.

¡Mi nombre es Erika, tercer hija de Adam en la escala de poder, y tú eres mi víctima! -dijo la joven con cierto entusiasmo antes de volver a lanzarse sobre Fenec, quien bloqueó el golpe con uno de sus brazos, sintiendo como su brazo casi se doblega ante el impacto.

Fenec formó un puño con su mano libre, y acumuló toda la energía espiritual que podía acumular.

Fehu -dijo mientras una extraña F aparecía en su mano al tiempo que su puñetazo impactaba, liberando una explosión de potencia inimaginable, que iluminó el cielo nocturno de la ciudad.

Fue un directo al estómago, tenía algunas nociones de artes marciales, pero no era un experto, tendría que valerse de su magia.

Una vez el humo se disipó pudo ver a la niña, la parte de su vientre había sido parcialmente expuesta por el impacto, pudo comprobar que la piel que debería ser pálida ahora estaba parcialmente carbonizada.

Como tú te has presentado es mi turno -dijo Fenec mientras dibujaba otra runa en su mano, urus- Mi nombre es Fenec, capitán de la división especial Americana.

Una vez terminó su discurso la runa brilló y de su mano nació una forma de espada, muy rústica, era solo la energía semi transparente buscando formarse.

Puede que esto solo sea un feto de espada espiritual, pero me bastará para vencerte -dijo Fenec mientras apuntaba a Erika con su arma.

Por respuesta, Erika como si de una niña pequeña se tratara comenzó a cantar alegremente.

Auf der heide Blut en kleines blumelein, und das heibt, Erika -cantaba despreocupada, Fenec no tenía ni idea de el significado de el canto, puesto que no sabía de alemán, aún así se decidió lanzar al combate.

Eligió lanzar un corte horizontal hacia la zona herida, le sería fácil detener el ataque a medio camino para redirigirlo, por lo que era de las mejores opciones.

Aún así no tuvo tiempo de reaccionar, un directo en la boca de su estómago fue dado, dejando a Fenec sin aire en los pulmones, para después recibir una patada en la pierna y un rodillazo en el rostro que lo dejó en el borde de el edificio.

Sentía como su cuerpo se retorcía involuntariamente, causado por el dolor que estaba sufriendo, sus huesos habían sido pulverizados por completo.

Escuchó unos pasos mientras miraba su espada, una cría, con mucho potencial, entonces fue que lo vio por un momento, la forma de su espada y su nombre.

Siembra el terror Phobos -la energía de la espada se condensó y compactó en la delicada forma de una katana negra la cual en vez de tener una guarda normal poseía la forma de una calavera humana en ella.

Lentamente se levantó viendo de frente a Erika, quien intentó conectarle un jab en el rostro pero lo esquivó.

Fenec contestó lanzando un corte a su vientre, abriendo una herida de relativa profundidad.

El miedo primal te consumirá, y no habrá manera de que puedas defenderte, caerás en la locura o morirás de un paro cardíaco, este es el poder de mi espada -dijo Fenec, sintiendo aquel arma con naturalidad, puesto que estaba forjada a partir de sus deseos.

Más Fenec reaccionó de forma tardía al ser agarrado del cuelo golpeado en el suelo, la mano de Erika le sujetaba con fiereza, en otra situación lo podría remediar con facilidad, pero el aluvión de golpes que vino después no le dejó tiempo a pensar, pese a que lentamente se hacía más lenta, los impactos se hacían cada vez más fuertes.

Entre tanto impacto vio un hueco y con la mano rota movió su espada, perforando en cuello de Erika y pegándole una patada en el estómago, y de tal manera tirándola del edificio.

No escuchó la caída, pero de igual manera no recibió otro ataque, sintió como el material bajo el cambiaba y caía al mundo de los muertos.

Vio el rostro de Hana y Mizunari, al parecer ellos le habían traído de nuevo a su mundo.

Voy a llamar a Anne -dijo mizunari antes de salir corriendo del lugar.

Fenec intentó erguirse, pero le resultó imposible, sentía su espalda hecha pedazos.

No te esfuerces, casi desapareces -dijo Hana mientras servía una taza de un te verdoso- bebe esto, funcionará tan bien como cualquier analgésico.

Con el único brazo libre que tenía tomó la taza, la cual se agitaba violentamente pero afortunadamente sin derramar el contenido, bebió con cuidado en silencio.

Mientras ellos vienen ¿Que pasó allí? -preguntó Hana mientras se acercaba un poco a Fenec, cuidando de que no tuviera que alzarse.

Un deshalmado -comentó Fenec mientras se giraba hacia Hana- era ridículamente fuerte incluso para uno de estos, además mencionó algo de "Los hijos de Adam"

Estas palabras salieron de sus labios cuando Mizunari llegaba a la habitación con una mujer de aspecto algo joven, aún así se encontraría en sus treinta o cuarenta años.

Hana se situó frente a Fenec mientras tocaba diversos puntos con cuidado.

Tienes la mitad de las vértebras rotas, tú brazo derecho y tú mandíbula está fracturada por tres partes y tú hueso temporal ha sido separado de tu cuerpo, incluso con mis artes curativa tardarás un mes o dos en recuperarte -dijo Anne mientras veía como Fenec suspiraba con frustación.

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