Los secuestros

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Alemia cumplió 17 años la semana pasada, hace un año se independizó de Paul y Roxanna, así que vivía en una pequeña choza con un sótano extenso.

Estaba sentada en el pasto del parque frente a juegos para niños donde habían muchos de ellos, con sus mamás vigilándolos.

-¡Joe! ¡ya vuelvo, quédate con Stephy, no te vayas a ir de acá por nada-gritaba una señora a su hijo.

Alemia sonrió, era su oportunidad, sacó su celular y le tomó fotos a la mamá de la víctima.

Se puso una mascarilla negra y lentes de sol cubriendo su cara por completo, comprobó que no hubiera nadie y se acercó a Joe.

-Hola, Joe, ¿me recuerdas?

-No, ¿quién eres tú?-respondió el niño con suma inocencia.

-Soy Kari, amiga de tu mamá, fui a tu cumpleaños anterior.

Era la misma mentira que usaba siempre.

-No te reconozco, sácate lo que cubre tu cara.

Alemia le mostró su cara por unos segundos.

-No sé quién eres, mi mamá dijo que no me fuera de aquí y menos con desconocidos.

La joven se fijó en la camiseta y juguetes que Joe traía, todo era de autos.

-¿Desconocido? ¿de verdad no sabes quién soy? yo sé que a ti te encantan los autos.

-¡Lo sabes! ¡entonces sí te conozco!

La lógica de Joe era infantil y estúpida, pues tiene al rededor de seis o siete años.

-Me compré un auto nuevo, ¿quieres ser mi copiloto?

-¿Dónde está tu auto?

-Lo tengo en mi casa, ¿vamos? y te mostraré.

-No, su mamá dijo que no se vaya con nadie, que se quedara conmigo-le dijo Stephy.

-Tú también puedes ir a ver mi auto, podemos ir en él los tres.

-No, yo no iré, tú tampoco lo harás Joe, ya escuchaste a tu mamá.

-Yo quiero ver tu auto. ¡Llévame!

Alemia no le hizo caso a Stephy, siempre vigilando que no haya nadie, agarró de la mano a Joe y se lo llevó de ahí.

-¿Tu casa está muy lejos? me estoy cansando.

-¿Te estás cansando? hemos caminado poco, ya nos acercamos, aguanta.

Joe se arrepintió y le dijo a Alemia que lo soltara, quería volver al parque con Stephy, pero Alemia lo agarró más fuerte de la mano y siguió el camino a su choza.

-Llegamos, Joe.

-Acá no hay ningún auto, no creo que un auto quepa en ese espacio pequeño, es imposible.

Alemia sin soltarlo lo metió a su casa.

-Qué asco este olor-dijo Joe, tapándose la nariz.

La secuestradora cerró todas las puertas y ventanas con llave, quitándole todo modo a Joe de escapar.

-Baja, por acá-le apuntó al sótano-ahí está el auto, me podrías ayudar a sacarlo, si quieres.

El niño bajó, lleno de miedo y el olor se hacía aún más asqueroso, era como de cuerpos pudriéndose.

-Acá no hay nada, ¡me mentiste! ¡llévame de nuevo al parque!

-Ah, no volverás a ese lugar.

Cerró la puerta que unía la casa con el sótano con llave también y bajó con una macabra sonrisa.

El niño era pequeño, no tenía mucha fuerza, por lo que Alemia pudo atarlo a una silla fácilmente.

-¿Sabes? esto me recuerda a un encuentro que tuve con un chico una vez, se llamaba Noah.

Sacó un alicate del bolsillo de atrás de su pantalón y le sonrió a Joe.

-Espero que tu sabor sea mejor que el de los demás.

El niño no decía nada, pero su respiración era agitada y se orinó en los pantalones.

-Allá vamos-avisó Alemia, cortándole el dedo con el alicate.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH-gritaba Joe, pero nadie podía escucharlo.

Le sacó los dedos de las dos manos y los dos pies uno por uno, comiéndoselos frente a él. Un recuerdo pasó por su mente cuando le había hecho algo similar a un chico llamado Noah.

Lamentablemente Joe murió desangrado, igual que las otras víctimas.

-¡Maldición!-gritaba Alemia con frustración-a todos le pasa lo mismo, todos siempre se mueren antes de comerme su corazón.

Después de comerse por completo a Joe, le sacó fotos a su cuerpo mutilado.

Se cambió de ropa y volvió al parque donde estaba la mamá desesperada buscándolo, Stephy, otros niños y adultos le dijeron que se fue con un señor dando su descripción.

-¿Señor? ¿parezco masculina?-dijo en su mente.

Cuando estuvo segura de que esa mujer era la mamá de Joe, se sentó a su lado mientras lloraba, dejó un álbum de fotos en las piernas de la señora y se fue.

La señora no dijo nada, no trató de devolverlo, estaba devastada y desesperada, sus gritos eran de otro mundo y no paraba de llorar.

Trataron de calmar a la señora por más de media hora, cuando por fin se había tranquilizado, les dijo que un señor había dejado esto.

-¿Qué es?

-Parece ser un álbum de fotos.

La mamá de Joe abrió el álbum y lo que vio la dejó paralizada, no podía hacer nada, su instinto la ayudaba a respirar. Eran fotos de Joe descuartizado y con la cara destrozada con un texto que decía; "no debiste haber dejado solo a tu hijo, sabía bien, felicitaciones".

-Continuará...-

Bloody Alemia [Terminado]Where stories live. Discover now