CAPÍTULO 13

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-¡Eeeeey! -gritaba Rubén por el patio.

Pero Luke no le hacía ni caso.

Se había girado por un par de segundos, pero siguió a lo suyo.

-¡Luke! ¡Soy yo, Rubén!

Como el chico no le hacía caso, empezó a hacer fuerza y corrió hacia él en su silla de ruedas.

Llegado a su altura, se interpuso en su camino y le miró fijamente.

El chico se dio la vuelta y caminó hacia el otro lado.

Al darse cuenta Rubby de que Luke no le hacía caso, gritó:

-¿Quieres ser mi amigo?

Esto hizo que el chaval se quedara quieto por unos segundos, y desde su posición respondió con un hilo de voz:

-No necesito amigos.

Pero Rubén sabía perfectamente que Luke tenía problemas, pero a la vez, que tenía algo bueno en su interior. Lo presentía.

-¿Te gustan los zumos? -preguntó de repente.

El chico se quedó sorprendido y respondió de mala gana:

-Sí.

-Perfecto. ¿Y qué te parece si mañana quedamos a tomar un zumo?

Aún queriendo y pareciéndole una buena idea, Luke optó por decir que no.

-¿Por qué? -volvió a preguntar Rubby.

Pero no obtuvo respuesta alguna.

Luke ya se había ido.

                                ---

Aquel día fue el comienzo de todo.

Todo sucedió por una broma.

Si no hubiese sido por esa idea que se le ocurrió a Ángel, nada de esto habría pasado.

Lo dijo haciendo creer que era una simple broma, pero su plan era poner a todos en contra de Rubén.

Ese día Rubby no había ido al colegio porque tenía que ir a hacer unas pruebas al hospital para ver si las piernas mejoraban, y su amiga Nora tampoco, porque estaba con gripe.

Ahí fue cuando Ángel aprovechó y, cuando el profesor se fue un momento a recoger algo del despacho, se puso en medio de la clase y dijo del tirón:

-¡Chicos! Se me ha ocurrido una idea. Rubén no ha venido hoy, y su mejor amiguita tampoco. ¿Qué os parece si le gastamos una broma? Os explico. Este chico desde el primer día de clase me cae muy mal. Se cree guay por ir en silla de ruedas. Es un creído y un presumido. Se me ha ocurrido que podríamos gastarle una pequeña broma, como por ejemplo... ¡lo tengo! No hablarle durante un día.

Los alumnos se quedaron un poco extrañados, pero Angy siguió diciéndoles:

-Pensároslo, chicos. Este tío nos está intentando llevar a la ruina. ¿No os dais cuenta? ¡Además cree en Dios! No podemos permitir que un nuevo nos haga esto.

-A ver, Ángel. Tampoco es nuevo... lleva unos cuantos años aquí -dijo Marina.

-Sí, a ver. Es una forma de hablar. A lo que iba: que tampoco es algo del otro mundo. Es una pequeña broma sin sentido. Pero creo que se lo tiene merecido. Pero hay algo que os voy a decir desde ya. Como haya algún graciosillo que arruine mi plan, se las verá conmigo.

Nadie se atrevió a abrir la boca.

-Así que ya sabéis. Mañana cuando venga, ignoradle. No le digáis nada. Si os pregunta algo, directamente pasáis de su cara. Hacéis como si fuera invisible. Más os vale cumplir... -dijo con una mezcla de pasotismo y amenaza.

En ese momento entró Mathieu (el profesor) al aula, y siguieron dando clase normal.

Pero ese día los chicos tuvieron un sentimiento de culpa.

Ni bien habían hecho lo que tenían que hacer, ya sabían que lo que iban a hacer estaría mal.

Lo que le pasaría a Rubén Abbey a partir de ese día, sería el verdadero comienzo de todo.

El Hijo Del Señor ~[EN CURSO]~Where stories live. Discover now