2. ¿Qué me falta?

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Se suponía que hoy July me iba a reponer el Viernes De Películas, pero el igual que el viernes pasado que me abandonó por su novio, hoy lo volvió a hacer

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Se suponía que hoy July me iba a reponer el Viernes De Películas, pero el igual que el viernes pasado que me abandonó por su novio, hoy lo volvió a hacer. De cualquier manera ya no hay noches de películas tan seguido como antes. Ella lleva seis meses yendo cada fin de semana a pasarlo con Bryce. Supuse que eso cambiaría un poco ahora que estamos de vacaciones por Navidad, pero más bien ahora casi nunca duerme en casa.

Al menos tuvo la decencia de pedirme que le acompañara al baile también. Ella es de las pocas personas que no les gusta colarse en una fiesta, pero tuvo la suerte de conocer a la chica del cumpleaños que organizó todo. Una riquilla de su clase de arte, de esas que estudian para no aburrirse en casa porque tienen la vida resuelta. Yo no la conozco, solo sé que se llama Sherry Stalls.

July, muy inocente, le preguntó a la anfitriona cuántas personas podría llevar a la fiesta consigo, la chica se rio y le dijo que cuantos quisiera. Es decir, Sherry está consiente que el grueso de su fiesta será por colados.

Al menos tiene buen gusto, su tema es «rojo», por Red Taylor's version. También es fan de Orgullo y prejuicio, por eso los vestidos largos. Y Cruella, de allí lo de las máscaras. Digamos que tiene buenos gustos y mucho dinero, lo que es perfecto para organizar una buena fiesta.

La tía linda de July —la de Canadá—, nos mandó dinero para comprarnos un vestido. Me sigue en Instagram y vio mis stories. Estaba quejándome de que no encontraba un vestido decente con nuestro presupuesto. Colgué una foto de un vestido rojo digno de una princesa, con los guantes, la capa y el antifaz a juego. El texto en la foto era «Odio ser pobre💸😭». Luego una foto con el vestido que July quería: negro, largo y vaporoso. Era más sencillo, pero encaja más con su estilo. Para ese sí nos alcanzaba, si juntábamos el salario de ambas por un mes, por eso no era factible.

Minutos después, mientras estábamos en una tienda en la que no tendríamos que vender todos nuestros órganos para comprar algo, recibió una llamada. ¡Su tía le había depositado dinero suficiente para comprar los dos vestidos! Ella ni siquiera quería un vestido nuevo, fui yo quien le insistí en no llevarse uno que ya hubiera usado. Se negó mil y una veces a aceptar el dinero. Fue gracioso ver cómo hacía la devolución y minutos después la mujer volvía a transferir. No quiero saber que relajo tendrá para declarar impuestos después de esos movimientos sospechosos. July decía que era demasiado, que no era tan importante; pero luego cuando colgaba se quedaba clavada en el escaparate con ojos de perrito.

Hasta que Santa Claus devuelva al gato ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora