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Tenía el pulso al tope desde hacía un par de días, sentía esa horrible sensación de ser retenido y comprimido, quería que la tierra se lo tragara o de mínimo acabará con su malestar.

La presión sobre su pecho podía contra él y eso le daba miedo, el asma no lo atacaba desde niño pero ahí lo sentía tan vivido que temía tener que necesitar la ayuda de su chico.

En cualquier momento o se le iba el aire o se le iba el alma. Y en momentos así suplicaba que solo fuera el alma.
Ya no podía echarse para atrás, habían llegado tan lejos como para hacer eso y tal disparate sería digno para llamarlo cobarde. No lo habían criado para algo así, podía aguantarse, lo ha hecho antes, puede seguir haciéndolo.

Un gol, es predecible y bastante aceptable, es un mundo competitivo como ese, al menos si lo es, pero entre los mismos jugadores no llegaba a ser tan grave y podría incluso ser considerado como algo lógico una pérdida y más tomando en cuenta el contrincante.

Es fácil asumir desde afuera lo que es mejor o lo que no en una jugada, pero no para aquellos que eran piezas. Pues siendo el mejor del mundo, era obvio asumir que se esperaba todo o eso se creía, quisiera él o no, estaba consciente, eso le pidieron después del primero tiempo... "Ellos" mandan y ellos obedecen, ¿Pero... dos goles? ¿lo suficiente como para cargar con la culpa y el reclamo de los aficionados de un país? ¿Y es que merecía eso por un "error" tan humano y la orden de un superior?

[...]

Ya habían pasado días y él portero no se atrevía a ver las redes, algo le decía que era mala idea y el estrés estaba a nada de explotarle la cabeza y no quería imaginar como se podrían después... para Memo fue un desastre y el resultado de una decisión horrible que le va a costar demasiado en un futuro, pero para Messi un triunfo más para poder alardear.

Ochoa no estaba para nada bien. Pero él aseguraba poder disimularlo para su pareja.

—¿Quieres hablar de ésto? —cuestionó de pronto el número 10 del equipo argentino al matar un largo silencio, y con la mirada un poquito distante y distraía en el cigarro que en ese momento compartían. Parecía que las palabras se le escapaban como una mala broma o una grosería y más después de un buen rato respetando el fúnebre silencio del estacionamiento mientras avanzaban a paso lento hasta el elevador.

Siempre pasaba eso cuando estaban juntos, se perdían en silencio largos y un par de cigarros para después separarse y anhelar un momento para ellos solos... Y más en esas salidas distantes y cada vez mas lejanas... El tiempo nunca estaba de su lado y a veces tampoco ellos mismos.

Incluso parecía que se encargaban personalmente de que todo les saliera mal, como si buscarán arruinarlo entre peleas y reclamos que no importaban al final del día. Debía ser porqué mientras para uno era lo más cotidiano y rutinario, para él otro lo era todo.
(Aunque fuera de la cancha, no tenían control de absolutamente nada)

—¿Quieres hablar de eso?, —repitió él argentino con una sonrisa queriendo aligerar todo mientras su mano apretaba con insistencia el botón del elevador.

Le ofreció entonces él argentino su mano y el portero también se la dio. Le sonrío asintiendo sin la necesidad de verlo con un poco más de calma. Había siempre algo en él que lo calmaba...

Había aprendido a decirle que si a todo lo que le dijera o le pidiera, fuera en persona, por mensajes o incluso durante esas miradas despistada que se dedicaban entre juegos. Entre cosas simples o difíciles, no sabía decirle no...

Él delantero disfrutaba teniendo la razón y él portero disfrutaba dandosela, pero a veces simplemente no podía...

—Realmente... Me gustaría ir a dormir.

Lionel fue compresivo con su petición después de eso y lo dejo pasar primero cuando las puertas metálicas se abrieron. Dentro, el silencio volvió, Lionel revisó su teléfono, solo por el chat del equipo y mirando los mensajes estridentes de sus chicos se imaginaba como serían de molestos y ruidoso si supieran donde estaba y con quien.

Por su mente pasaba siempre esa imagen añoradas donde las cosas pintaban mejor y estaban juntos en una relación formal, donde no debía fingir que todo era laboral, pues incluso ahora no eran si quiera "amigos" ante el ojo público... Y en esa semana solo eran un comentario más de comentaristas que suponían saberlo todo.

Lionel apretaba la mano ajena mientras miraba los mensajes y las notificaciones que seguían llegando y llegando de manera casi violenta hasta el punto de asustarlo a él...

—Mira... —le extendió el teléfono mostrandole así una foto de ambos casi abrazados, —Piensan que nos vemos bien juntos...

Desmarque de ruptura (Guillermo Ochoa/Lionel Messi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora