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Megumi no estaba segura de qué era peor. De escaparates con Itadori, Nobara y Gojo... O tú controlando el vibrador en su trasero. Su rostro estaba rojo, su habitual expresión severa estaba distorsionada. Tú, caminando a su lado, le prestaste un hombro para apoyarse, sólo porque sin ti se derrumbaría en la acera. Su mano delgada agarró tu brazo, desesperado por decirte que tenía que correrse sin que sus amigos y sensei lo supieran.
─ ¡T/N! Fushiguro está todo rojo, ¿está enfermo? ─ Itadori te cuestionó mientras hablaba detrás de una pila de bolsas de Nobara que ella lo obligó a llevar. Con una pequeña sonrisa, envuelves un brazo alrededor de tu novio ─ Creo que podría estar resfriado. ¿Estás bien, amor?─ Mientras interrogas a Megumi, subiste el vibrador. Un pequeño jadeo salió de su boca, sus piernas temblaban debajo de él.
Tratando de mantener la compostura caminó hacia el baño más cercano. Riendo, lo seguiste detrás de él, disculpándote, me aseguré de que estaba 'bien'. Una vez dentro del baño, Megumi dejó escapar un grito desesperado. ─ ¡Papi! ¡Es demasiado!~ ─ Como un perro en celo, se aferró a ti, inconscientemente jorobando tu pierna. ─ Lo hiciste muy bien, Gumi. Que buen chico~─
Elogiaste al macho mientras simultáneamente sacabas el pequeño vibrador de su trasero. Su cuerpo más pequeño tembló cuando lo tocaste. ─ Los buenos chicos merecen recompensas... ¿No es cierto~?─ La voz de Megumi tembló mientras gemía. Sonriendo, le das la vuelta, su pecho toca la fría puerta. ─ ¡Por favor!~ Solo... Ugh~ ¡S-solo fóllame! ─ ¿Cómo pudiste resistirte a él? Agarrando la grasa de su trasero, alineaste tu polla con su agujero revoloteando.
Susurrando en su oído, le dices que se relaje mientras entras lentamente en él. Su aliento quedó atrapado en su garganta. Su mano se aferró a la puerta de metal, agarrando la parte superior como si su vida dependiera de ello. Suspirando, lentamente comienzas a empujar dentro y fuera de Megumi. Con los ojos muy abiertos, su boca colgaba abierta, su cabeza apoyada en la puerta. ─ ¡A la mierda P- papi! ─ Con cada uno de sus gemidos, tus embestidas se volvieron cada vez más rápidas. Tu punta apenas golpea su próstata, manteniendo a Megumi al borde del placer y el dolor. Justo cuando ambos estaban a punto de correrse, escuchas la puerta del baño abrirse.
Rápidamente, lo jalas hacia el puesto detrás de ti. Te sentaste con tu novio en tu regazo, de espaldas a tu pecho, justo antes de que la gente en el baño pudiera ver. ─ ¡S-S/n! ¿Qué estás- ─ murmuró Megumi, siendo interrumpido por ti agarrando su rostro para besarlo. El beso fue desordenado y desesperado, casi animal en cierto modo. Megumi gimió suavemente contra tus labios. Murmuraste contra su boca ─ Cállate, ¿de acuerdo?─ Tu voz era enfermizamente dulce, Megumi temblaba al escucharla. Él era bueno para ti, y sabía que lo recompensarías por eso, solo que no con lo único que les da privacidad a los dos siendo la puerta de un baño público.
No queriendo desagradarte, simplemente asintió y continuó besándote. Una de tus manos todavía estaba en su rostro, la otra se coló frente a Megumi para jugar con su polla. Tu mano se movió hacia arriba y hacia abajo, ocasionalmente usando tu palma para provocar su punta. Todo el tiempo mientras tu novio gemía en voz baja, susurraste elogios y tranquilidad en su oído. Después de unos minutos, dices que estuvo a punto de correrse, sus caderas comenzaron a frotarse contra tu polla, acercándote también al borde.
El sonido de la pesada puerta del baño cerrándose y las voces desapareciendo fue suficiente para invitarte a mover tu mano rápido, forzando a Megumi a gemir alto. ─ ¡P-api! ¡Voy a, uGh~ CORRER! ─ Su cuerpo más pequeño se estremeció cuando su polla disparó semen caliente en la puerta. Su cuerpo se volvió fláccido contra el tuyo, tus brazos se envolvieron alrededor, manteniéndolo cerca. ─ Hiciste un buen trabajo, bebé, vamos a limpiarte, estoy seguro de que los demás están cansados de esperarnos─
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