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Al principio creía que el amor era dulce, tierno, gentil... Ya saben, donde todo es color rosa y pura felicidad. Oh, cuán equivocada estaba. Mi primer amor me enseñó que ese es un concepto erróneo y que no son más que ilusiones tontas.

Enamorarte de alguien implica exponer tus debilidades ante esa persona. Ese ha sido mi mayor error; dejarle ver mis áreas más frágiles y que así él pudiera tomar ventaja para salirse con la suya en múltiples ocasiones, engañándome, siendo manipulador, posesivo... 

—Los hombres son una mierda. —mascullé mientras hacía mis maletas.

Mi papá fue el primer hombre en decepcionarme, el segundo fue quien creí que era el amor de mi vida.

—¿A dónde vas?

Yuno se quedó de pie en la puerta, cruzado de brazos. Mi cuerpo se congeló de enojo con tan sólo oír su voz y lo miré incrédula.

—¿Qué pretendes? ¿Que me quede con un imbécil que me ha hecho la misma jugada quién sabe cuántas veces? Ya me cansé de ser tu estúpida.

Me engañó más de una vez y con distintas chicas, pero el papel de idiota lo he jugado yo por perdonarle todas y cada una... A excepción de esta última.

—¡Estás exagerando las cosas y ni siquiera me has dejado explicarte!

—¡No necesito tus explicaciones! Te vi con ella. Te vi entrar a ese motel y encontré sus mensajes en tu celular. ¿Qué excusa intentas poner? Te puedes ir mucho a la mierda.

Tratar de negar y ocultar lo que ya sabía es tan estúpido como tratar de jugar a las escondidas en un desierto. 

—Lo lamento, ¿sí?

—¿Qué lamentas? ¿Desperdiciar mi tiempo? Pues yo también lo lamento, Yuno. Lamento que seas un imbécil que no sabe valorar lo que tiene porque así nunca encontrarás la felicidad que tanto dices desear.

—Sólo escúchame. Podemos arreglar esto antes de que empeore.

—¿Estás mal de la cabeza? Ya he perdido la cuenta de cuántas veces te he perdonado. Me cansé de ser tu juguete. Tú nunca cambiarás y eso es una lástima —le miré con disgusto. Mi corazón dolía de lo peor—. Eres un asco de persona.

Esa noche dejé el apartamento que ambos compartíamos. Mi corazón estaba hecho añicos, pero ya no podía seguir perdonando sus faltas. No puedo cambiar a una persona y obligarla a que me respete, esa se volvió su responsabilidad desde el momento en el que decidió juntarse conmigo. Vamos, esa es la base de una relación y él debía saberlo.

Todo se desmoronó desde ese entonces. Nunca imaginé que a mis cortos veintitrés años de vida pasaría por tanto.

Estuve muy cerca de terminar mi curso para ser asistente médico, pero perdí la motivación por todo lo sucedido. Tuve problemas en mi trabajo, por lo que eventualmente me despidieron y, cómo consecuencia, no pude pagar los meses restantes del curso.

Hice todo lo posible para seguir adelante, pero nada parecía funcionar. Yuno ha sido la persona que más daño me hecho y aún así seguía llorando por él, extrañándolo cada noche. Me parecía una total estupidez. ¿Cómo pude caer tan fuerte por alguien como él? Aún seguía enamorada de su lado bueno; ese que era amoroso y todo un caballero.

Mi cambio de actitud trajo problemas con mi mamá, quien terminó echándome de casa durante una discusión. Claro, como no soy su primogénito y el favorito, no toleró el tener que ver mi cara todos los días.

En un arranque de locura terminé moviéndome de ciudad (a casi tres horas lejos) para dejar todo lo malo atrás. Bueno, no fue un arranque de locura del todo, pues se me presentó una oportunidad de trabajo en una empresa de comercio electrónico y no la deseché. Mi tía permitió que me quedara en su apartamento, que por el momento estaba vacío, y es algo que le agradecí infinitamente.

¿Pero saben qué? La desgracia me persigue a donde sea que vaya. Sí, al parecer soy su persona favorita para joder.

Creí que aceptar esa propuesta de trabajo facilitaría las cosas, pero no. Eso es imposible cuando se tiene un idiota como gerente exigiéndote que hagas bien tu trabajo. El tipo se preocupa demasiado simplemente porque soy novata y porque, de cierto modo, su labor depende del mío. Aún así, llevarnos bien suena cómo algo difícil.

Empecemos por el hecho de que nuestra primera interacción no fue tan grata que digamos. Después de que su jefe le pidiera que me mostrara el lugar y que me instruyera, lo aceptó de muy mala gana. Su rostro gritaba: «¿Tengo cara de guía turista o qué?»

Decidí ignorar su mal gesto y me convencí de que quizás estaba teniendo un mal día (cómo todos alguna vez lo hemos tenido). Él comenzó a mostrarme el lugar y, a medida que avanzábamos, me explicó qué labor ejerce cada área. Pese a que no mostraba ninguna señal de estar irritado, su tono de voz era bastante áspero.

Yo iba anonadada por lo extenso que es el lugar y no me fijé cuando él se detuvo frente a una puerta, por ende, terminé chocando contra su espalda. Me cohibí por la vergüenza cuando él volteó su rostro, que modelaba una expresión sumamente seria. No dijo nada, pero con su mirada fue más que suficiente para comprender lo que trató de decirme: «Fíjate por donde caminas».

Hasta ahora sólo sé su nombre: Lee Minho, gerente de inventarios y cabeza del grupo de sistemas de gestión. Se rumora que es un amargado, o eso fue lo que me dijeron Hyunjin y Jisung, quienes constantemente se ríen a sus espaldas por su actitud frívola cómo ellos mismos dicen.

Más que un rumor, es la pura verdad. El muy... inteligente me trajo de aquí para allá en mi primera semana, asignándome una tarea tras otra. Si yo fuera un muñeco de baterías, seguramente ya me habría desgastado. ¿Empacar pedidos? ¿Reabastecer los almacenes? Que, por cierto, son muy altos ¡y le temo a las alturas! Creí que tendría una posición en específico, pero al parecer le gusta tenerme cómo títere.

Es difícil moverse libremente cuando su mirada está fija en mí y a veces termino cometiendo pequeños errores. Cómo cuando iba cargando un par de cajas y casi tropiezo, cuando estaba llenando un formulario y estropeé mi escritura debido a su voz (que me tomó desprevenida) o simplemente termino chocando contra él. Esto último es lo que más le irrita porque cree que lo hago a propósito, pues siempre me río cuando pasa, ¡pero es una risa nerviosa!

Admito que es atractivo, bastante, pero ¿por qué el guapísimo gerente de veinticuatro años es tan irascible e desconsiderado? ¿Qué circunstancias lo llevaron a volverse una persona tan indiferente? Supongo que nadie es así porque sí. ¿O quizás lo es porque quiere y ya? Ciertamente es muy intrigante.

Nunca olvidaré las caras de Hyunjin y Jisung cuando se enteraron de que me dejaron bajo su mando.

—¿Eres nueva en la compañía? —inquirió el más alto.

—Sí. 

—¿Y te dejaron bajo el mando de Minho?

—¿Minho? —repitió el otro chico cuyo nombre desconocía por el momento (Jisung)— ¿Lee Minho?

—Ajá. —asentí de inmediato.

—Oh, buena suerte lidiando con el tipo más amargado en todo el edificio.

Creí que lo de «te deseamos buena suerte» sólo era de broma, pero me equivoqué... ¿Pero quién diría que bajo esa careta se escondía una persona tan atenta y con un corazón parcialmente vacío?

¿Un chico malhumorado como él y una chica insoportable como yo llevándose bien? La idea de que pudiéramos congeniar parecía absurda en un principio, pero después de analizar cada fragmento de su corazón me di cuenta de que no es así. De cierto modo, somos muy parecidos. Lo que me hace pensar que tal vez, y sólo tal vez, dos corazones rotos pueden completarse y sanar cuando se encuentran.

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¡VOLVÍ, AAAAH! No saben cuánto les extrañé y cuan emocionada estoy por compartir esta historia con ustedes. 🥰
Ya saben mi dinámica va:
-No nombre en específico para la protagonista (eso depende de ustedes si quieren referirse a ella con algún nombre) y tampoco verán "___".
-Soy muy amante de lo cliché, así que no esperen nada extraordinario de mí. 😅

Espero que lo disfruten. <3

PD: Dentro de un rato publicaré un par de capítulos más. ^^

Grietas del Corazón ; Lee MinhoWhere stories live. Discover now