the joke- Messchoa (PAUSADA)

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Ochoa era de esos típicos hombres que bromean a dos manos y al parecer Lionel Messi no se salvaba de sus jodas.

Era sierto día del partido México- Argentina en el que ganó el último.

Ochoa estaba devastado, la gente se le fue ensima por no atajar los dos goles, pero fuera del estadio de casualidad ambos se encontraron y hablaron, Lio lo consoló y le dió unas palmadas en el hombro, desde ese día comenzaron a ser más cercanos y el comenzó a bromear como si fuera que su tristeza se le hubiera pasado de un segundo al otro, enseguida se lo vió sonriendo resplandecientemente.

Luego de varios días hablándose Lionel lo invitó a desayunar antes de ir a entrenar para el Miércoles cuando íban contra Polonia.

Se encontrarían en su habitación de hotel que aunque fueran apenas las 7:00 am la luz del sol ya era parte del paisaje desde el balcón en el cual se sentó el jugador mientras pacientemente esperaba con su termo humeante del agua caliente y la yerba de su mate absorbiendo la misma agua...

Sin duda se sentía como en un comercial de Yerba Mate.

Se rió solo y justo apareció Guillermo Ochoa, arquero de la selección Mexicana...con una bolsa de pan.

Quien tan brillante como el sol de la mañana entró a la habitación y se sentó en la silla separada solo por una mesita circular que se interponía ambos.

Después de que haya probado el dulce de leche, casi atascarse, alabarlo y luego que lo haya empalagado, se pusieron a conversar, disfrutando del fresquito que aún se sentía por el sol bajo, el moreno tomando una taza de café que se lo habían traído hace rato.

Lionel notó que Ochoa lo veía algo raro, como pareciendo esconder una carcajada cuando acercaba la bombilla del mate a sus labios para absorber la infusión amarga.

—¿Los argentinos son buenos para chupar?—Pregunta camuflando el doble sentido del cuestionamiento que se hizo con incredulidad.

El argentino quedó sorprendido con su comentario repentino, pero ya había escuchado un comentario igual de parte de un aficionado mexicano.

—Si ¿Por?—Alejó la infusión y lo mira con una ceja levantada.

Suelta una carcajada la cual reprime y trata de volver a su estado "serio" de nuevo—Es una duda que tengo hace tiempo, nada más—Contesta fingiendo inocencia mal actuada.

—¿Que? ¿Querés que te muestre?—Lio se levantó de su asiento apreciando el poema de cara que tenía Ochoa, estaba perplejo y sonrojado. Lo tomó de la barbilla y se acercó a su cara—En mi país también soy conocido por ser un experto en eso ¿Sabías?—Le susurró en el oído y mentió, pero Dios, que bien se siente callar a alguien jodón.

Pero ahora como sale de esta, en su mente, aunque no lo pensase bien, no estaba conforme con eso para rematar, necesitaba...

Una notificación, sonó de el teléfono de Messi, era el DT preguntándole qué hacía que no llegaba nunca, mil gracias papá Scaloni.

—Bueno, me están apurando así que...otro día te puedo enseñar igual—Agarró su mochila en dónde cargaba con su uniforme de entrenamiento para dirigirse a la puerta y avisar—Ah, guarda las cosas y cerra bien la puerta cuando te vas, chau—Se despidió dejandolo antontado en su propia mente tratando de caer en cuenta de lo que pasó, o tal vez de lo que sintió.

No sabía que podía ser así de descarado.

Entonces con una sonrisa sale del hotel y va al entrenamiento junto con Martínez, que se durmió y no llegó tampoco.

Mientras tanto el moreno echo una bola de confusión roja de la vergüenza, hasta que recién cayó en de cara en el presente.

—Hijo de la...—