02. candy crush

1.3K 150 14
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.












Al final sí invadimos la choza Medina.

Aunque terminamos estafados y durmiendo en el piso sobre un colchón más viejo que Mirtha. Mientras que los panfletas de Franco y Lourdes estaban como de la realeza en la cama del boludo de Lucas.

Y como es normal, terminamos los dos enroscados entre las sábanas. Él moviéndose como una lombriz y yo estirada sobre todo el lugar que haya disponible, como debe ser. Tenía todo su brazo encima de mi cabeza, impidiéndome respirar y dándome un dolor inmenso en todo el cráneo por la presión tremenda que todo su peso causaba. Así que me obligó a darle un golpe a mano cerrada en el estómago.

De alguna forma tenía que recuperar el aire.

Se despertó con un quejido (nada nuevo) y girándose al lado contrario. Cuando dejó de agarrarse el abdomen, me miró con las cejas fruncidas.

━━ ¿Qué te pasa, pedazo de tarada?

— No me dejabas respirar, boludo – puso su cara de pobrecito incomprendido – ¿Qué querés? ¿Que me muera para que vos puedas dormir tranquilo?

— Podrías – me miró mal, levantándose la remera – A ver si me quedó un moretón.

Que fantasioso que es, por favor.

— Fue un golpecito nomás – alargué, acomodando las sábanas para poder taparme otra vez.

— Estaba teniendo un sueño re copado – se quejó, sacudiendo su cuerpo.

— Dormite de vuelta, a ver si sigue – sugerí. A veces me funcionaba.

— Nah, ya me desvelé – se levantó, mirando a los dos que dormían en lo que habíamos denominado nuestro respaldo: la cama – ¿Qué son, morsas estos dos?

Estuvo a punto de tirar un almohadón a la parejita, pero llegué a pararlo.

— Dejalos que van a empezar a joder.

— Si me despierto yo, se despiertan todos – puso una cara soberbia, que me hizo soltar un "Pff".

— Bue, pará, ¿quién sos? – dije entre bostezos.

— El dueño de la casa – aprovechó que había sacado la mano para taparme la boca y lanzó el almohadón – ¡Arriba!

Como no funcionó, optó por meterse en el medio de ambos.

Cinco años tiene.

— Salí, la concha de tu madre – sentí a Franco decir con la voz ronca.

— Hubiera dormido con vos, es como abrazar un osito de peluche – lo envolvió entre sus brazos.

— Tenés un olor a transpiración – intentó separarse. Lourdes ahogaba su risa entre las almohadas.

HOW YOU GET THE GIRL¹; julián álvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora