Tardé un poco en darme cuenta que eras la chica que estaba buscando todo este tiempo, la forma en la que actuabas, la manera en la que me mirabas era muy diferente a como veías a los demás.
Necesitaba encontrarte y ahora que sé que estás más cerca...
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Hoy empieza mi primer día de clases y voy yendo tarde. Naomy y yo nos quedamos dormidos, mi madre me dijo que me levantara temprano y he hecho todo menos eso. Mi madre viajó por trabajo y estará mañana de regreso.
Así que aprovechamos la noche de ayer en quedarnos viendo películas de Barbie hasta muy tarde, la última que vimos fue Barbie de la isla y definitivamente odio a la elefanta castrosa que no dejaba ser feliz a Ro y al príncipe. Por poco y no rompo el televisor.
—Toma, desayuna rápido, Risitas que llegamos demasiado tarde.
Tengo que llevar a mi hermana a su escuela y luego ir a la mía. Espero, al menos llegar a tiempo.
El tiempo pasó muy rápido, llevé a mi hermana y me despedí de ella, se veía muy feliz reencontrándose con compañeritos.
Llegué a la escuela lo más rápido que pude, estacioné el auto y voy directo al salón. Ya nadie está fuera, así que es obvio que todos estaban en sus respectivos salones.
—¿Marcus Pereyra? —escucho estando muy cerca al salón.
—No se encuentra. Falta para Pereyra. —dice el profesor
—Estoy aquí, profesor. —digo asomándome a la puerta y sepan que aquí estoy.
—¿En el primer día de clases tarde, señor Pereyra?
Esa nunca fue la idea.
—Una disculpa profesor, tenía que llevar a mi hermanita a su escuela. —Y eso para nada es una excusa.
—Está bien, puede ingresar. Pero tendrá tardanza.
Entiendo, es lo que merezco. Pero será solo por hoy. Entro rápidamente al salón y voy a un lugar libre.
Esperaba sentarme con Joshua, pero estaba acompañado de un chico. Es nuevo, pues es la primera vez que lo veo.
Es castaño de ojos claro y muy pequeño. Se ve débil, que cualquiera acabaría con él en un instante.
Observo como me queda viendo, no lo tomo importancia, pues seguro que sabe quién soy y por las últimas noticias me imagino su reacción.
De reojo lo miro. El flaco sigue mirándome. Es extraño y muy molesto para mí, gusto.
No soporto que siga comportándose de esa manera. ¿Le gusto o qué?
—¿Qué? ¿Te debo? —digo molesto esperando así, que se comporte. Se puso rojo, se notaba avergonzado.
Lo miro serio, pues es extraño que actúe de esa forma.
—Déjalo Marcus, el maestro dijo que lo tratemos bien. —dice Joshua desde su lugar.
—Pues que no me mire como si estuviera enamorado de mí. —Me pongo de pie, hasta donde el chico está sentado y me acerco a él, quiero dejarle en claro que sí le gusto, pues conmigo no logrará nada. —Para que sepas bien, no eres mi tipo. —digo muy serio y rápidamente vuelvo a mi sitio, no quiero problemas hoy.
