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Yuuji sonríe al ver a su gemelo y Jumpei pelear verbalmente, por sexta vez en dos días, aunque ambos han sido regañados por el director y señalados como incompetentes inmaduros, Sukuna no ha dudado en burlarse del pelinegro, quien, a diferencia de unos ayeres, se ha defendido y no deja de hacerlo, apuntando al más alto con claro enojo.

Sin embargo, ni uno de los dos ha lanzado el primer puñetazo o ha insultado la madre del otro, por lo que aquello solo queda en una pelea de insultos creativos. Increíblemente va ganando Jumpei, pues a pesar de los "años" de experiencia que posee Sukuna, el pelinegro se ha visto muchas más películas y leídos cientos de libros, lo que le da una ventaja creativa enorme.

— ¡¿Qué mierda es un furby?! —grita Sukuna.

— ¡Justo lo que pareces con el cabello en pico, cabrón!

¿Él parecía también un furby? Maldición, los señalamientos de Jumpei a las características físicas de Sukuna impactan en él de igual manera, aunque él sí sabe lo que es esa cosa llamada peluche y que da mucho miedo cuando la energía de las baterías se va agotando. Realmente su abuelo abuso muchísimo de esa información cuando cumplió siete.

¿Sukuna habrá pasado por algo similar? Él fue una antigua maldición y siempre lo supo, así que duda mucho que haya estado asustado por algo tan tonto como un juguete, pero ¿temió alguna vez de la oscuridad del closet o debajo de la cama? ¿Cuál era ese objeto que abrazaba cuando las sombras se volvían escalofriantes? Quiere saberlo, también cuál era su comida favorita o qué le gustaba jugar más.

Querer saber más de él no es solo porque sea su hermano, es porque se ha vuelto la persona más importante, la que adora y ama más, por lo que querer conocerlo más no tiene nada de malo.

Parpadea repetidas veces al escuchar a Sukuna maldecir, lo mira apuntar hacia arriba y al levantar la mirada, ve a Jumpei sobre una medusa, la cual solo flota en el aire.

— ¡Baja de ahí, maldito cobarde!

— No te escucho —canturrea el pelinegro, observando con diversión al pelirosado que le señala—, la cima me lo impide.

— ¿Es así? —las líneas negras parecen en un destello rojo, ahora el rostro y los brazos que se encuentran descubiertos se ven adornados por ellas— Entonces he de ir por ti.

Niega divertido con la cabeza, ve sobre el hombro al escuchar unos pasos y sonríe radiante al ver a Fushiguro, quien únicamente tiene un pequeño vendaje en la mejilla izquierda. La doctora sí que sabe hacer un buen trabajo.

El pelinegro toma asiento al lado suyo, haciendo una mueca de dolor. Suspira y voltea a verlo, luce cansado y aun así se encuentra ahí con él. Agradece ese detalle.

— ¿Cómo te sientes? —pregunta Fushiguro, con la atención enfocada en la ridícula pelea— Vaya, no había visto a Sukuna tan motivado en mucho tiempo. Me sorprende que no le haya arrancado ya la cabeza a Jumpei.

— Se llevan bien —responde sonriendo.

— Sí... Así que, ¿tuviste una reunión familiar?

— ¿Quién te lo dijo?

— Gojo. El bastardo es un amante del chisme —lo ve encogerse de hombros, como si aquello fuera información ya conocida por todos los continentes—. El director les informó a Gojo y Geto sobre lo sucedido: quiénes nos atacaron y a dónde te llevaron, también el con quién. Lo siento mucho.

— Ya, gracias.

— ¿Realmente era tu madre?

— No. Sí. No sé —responde a final, suspirando y levándose la mano derecha a la nuca—. Se veía como en las fotos, pero no siento que fuera ella. Dejando de lado que mostró mucho odio hacia Sukuna, lo llamó: "invasor de útero" o algo así.

Devórame en la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora