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Wednesday POV.

Encontraba todo mi cuerpo adolorido, tenía los músculos tensos y un dolor de cabeza descomunal. Mis sentidos aún se encontraban algo alterados por el exceso de alcohol, sin embargo cualquier dolor dejó mi cuerpo cuando comencé a sentir pequeños besos alrededor de mi rostro, generándome cosquillas que me hacían reír como idiota.

- Hmm, bella durmiente, despierta que ya es tarde. Tienes todo un día entero para disfrutar y si sigues durmiendo no vas a poder hacerlo. - Con el mayor de mis esfuerzos abrí un poco los ojos, para ver a la rubia completamente despeinada, quien al verme despertar sonrió y me robó un pico, y para estar a mano, le robé uno yo también. - Vamos Wendss~, Thing me dijo que tus padres llamaron ya dos veces pero que al verte dormir cortaron la llamada, así que mueve tu trasero y ve a esa bola de cristal a recibir sus saludos. - Me quejé e intenté seguir durmiendo, pero al escuchar un carraspeó bastante conocido, me levanté rápidamente de la cama.

- ¡Oh por dios madre! ¿Quién destapó la bola de cristal?. - Claramente había sido un pequeño Addams que no sabía dónde meterse al escucharme gritar.

La bola de cristal se encontraba en mi escritorio, quién daba la casualidad, estaba juntamente frente a mi cama. Con la mayor de las vergüenzas, saludé a mi madre, y no tardó en aparecer mi padre junto a ella.

- Oh cariño, si hubiera sabido que estabas ocupada, no te llamaba. - Dijo para luego reír, pude escuchar un pequeño grito de vergüenza provenir de Enid y lo siguiente que había en mi cama era una bola toda acurrucada que buscaba esconderse de sus miedos. - Pero ya que estás aquí, te quiero desear un muy feliz cumpleaños, hija mía. Con tu padre deseamos que lo estés pasando más que excelente, y nos alegra ver que si es el caso. - Mi rostro podía confundirse tranquilamente con un tomate, y podía escuchar la risa de Enid bajo todas esas mantas. - ¿Los mosquitos están fuerte allí? Debes tener cuidado. - No entendí a qué se refería, sin embargo negué. En esta época del año no solía haber mosquitos por estos lados, ya que el frío era demasiado para ellos. - Bueno cariño, queríamos informarte que nuestro regalo ya está esperando alegremente junto a tu puerta, así que cuando puedas, ve a verlo.

Estuvimos un buen rato más hablando, Pericles y Fester también se unieron a ellos, lo cual me puso más que feliz. Este último prometió venir a visitarme lo antes posible, lo cual realmente deseaba, ya extrañaba poder molestar a mi cabeza de rodilla favorita.

Terminamos de despedirnos y finalmente colgué, tenía que darme un buen baño y ponerle un fin a la resaca que tanto me estaba consumiendo.

Aproveché que aún seguía bajo las sábanas y me tiré sobre ella, comenzando a hacerle cosquillas. Tan pronto como comencé, sus quejas y su hermosa risa salieron a flote, dejándome completamente embobada. Era tan angelical, podía estar así por siempre.

- Me iré a bañar, Sinclair. Deberías bañarte también, apestas a alcohol. - Y sin más, agarré lo primero que encontré y me dirigí al baño, para proceder a darme una larga ducha la cual me relajó bastante. Aproveché y le grité a Enid que se vaya preparando, así ahorrábamos tiempo y bajabamos en busca de medicamentos y algo para desayunar.

Ya bañada y cambiada, salí del baño para encontrarme con una Enid en ropa interior, lo cual me hizo dar un brinco y rápidamente me di la vuelta.

- Enid, por Beelzebub, no me refería a que te quedes semi desnuda cuando dije que te prepares. - Si risa inundó la habitación.

- Hey, dijiste que querías ahorrar tiempo, no juzgues mi método. - Me dio un pequeño golpe y se dirigió a bañarse también, mantuve mi mirada lejos de ella todo este tiempo.

Esta mujer en algún momento me iba a dar un infarto.

Aproveché y busqué algo más lindo que ponerme. Escogí una blusa color blanca con mangas largas y uno de los nuevos vestidos que me habían regalado, combinándolo con unos borcegos que mínimo me daban cinco centímetros más de altura.

Háblame de tí. | Wenclair.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora