A sus 19 años, Enid debería estar apoyando a su banda favorita, yendo a centros comerciales a mirar la ropa de temporada que ha llegado, o estar juntando dinero para su graduación de preparatoria. Pero no, a sus cortos -o largos- 19 inviernos, Enid...
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La casa de Enid es hogareña. Dentro está decorada con adornos de madera y en la pared hay fotos familiares colgadas, cuando entras por la puerta, lo primero que ves son las escaleras que te llevan arriba, a las habitaciones. Merlina olfatea para sentir algún olor extraño -su alfa le ordena hacerlo, en modo de protección-, pero sólo siente el de Enid.
"¡Mamá, ya llegué!" Enid grita por sobre la música que está puesta.
La omega le indica a Merlina que dejar las cosas sobre el sillón. Una señora de cabello corto y gis, sale de la cocina, no es muy delgada pero luce bien. Su cara es delgada y tiene las mismas cejas que Enid. Merlina ya ha visto antes a la madre de la omega, sólo que nunca se fijó exactamente como era.
"¡Oh, Nid!, llegas algo tarde, ¿no crees?" La beta tiene una espátula en la mano y la otra está manchada.
"Sip, fui con Merlina a hacer unas cosas" La omega se acerca a su madre para darle un abrazo, Merlina se queda en su lugar.
"Hola, Merlina. ¿Te quedarás a comer?, si es así, es un placer para nosotros tenerte aquí"
"Buenas tardes, señora Sinclair" asiente.
"Okay, si quieren comer tendrán que esperar un poco, porque todavía estoy empanizando la carne"
"Esperamos entonces" Enid dice, contrayendo sus hombros.
"¿Por qué no van arriba a esperar?" Sin sus manos, Esther empuja a su hija hacia las escaleras. "Total, embarazada ya estás"
"¡Mamá!" Le reprocha pero su mamá sólo se rie, caminando a la cocina. "Ven Merlina, te llevaré llevaré conocer mi habitación"
Con las mejillas rojas, ambas suben calmadamente cada escalón. Enid abre una puerta pintada de color azul. En las paredes hay pósters de super héroes o de alguna caricatura animada.