Mi diario

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Shoto veía con un brillo vacío el cuaderno sobre su escritorio. Era increíble como algo que su hermana le entregó como un acto de amor y preocupación —más dignas de una madre que de una hermana—, por recomendación de la psicóloga, no lograba causar sentimiento alguno en su persona.

Hacía tiempo que su abusivo padre se había decidido por "cambiar" y convertirse en una mejor persona para su familia. Claro, él ya había cumplido el sueño por el cual causó pesadillas a sus hijos y los limitó a sólo existir en un cuerpo vacío y sin una vida o esencia real, que generoso al pensar en sus hijos ahora que las rasgaduras en la obra inmaculada que plasmaban sobre tela de lo que debió haber sido su vida, contaba con más surcos que caballete. Pero cambió y eso no podían negarlo, sus actitudes hacia ellos habían cambiado, incluso sus actitudes hacia la esposa por la cuál nunca pareció sentir el amago de un sentimiento ajeno a la indiferencia habían cambiado.

Todos están incómodos alrededor del gran e imponente Enji Todoroki, e incluso si quisieran depositar en él su confianza, ese era un concepto que desconocían. Pero demostró su iniciativa ofreciendo a cada uno de los 3 hijos un psicólogo personal, más uno adicional con el que tomaría terapia de pareja junto a su esposa Rei.

El único heterocromático de la familia llevaba ya dos meses yendo a sesiones de terapia con su psicóloga. Ella era una persona dulce que le daba su espacio cuando lo necesitaba, nunca lo forzó a decir nada y realmente se mostró siempre muy paciente con él.

Para Shoto fue difícil, no tenía idea de cómo exteriorizar emociones fuertes. Sabía reír, sabía llorar, sabía gritar, y todas esas acciones eran acciones vacías, al igual que su persona, al igual que su familia y al igual que el pobre intento de vida de llevaba.

La señorita encargada de sus terapias primero pensó que el menor de los Todoroki simplemente era desconfiado, pero incluso con personas con las que se creía sentir seguro, era incapaz de expresar emoción alguna fuera de un par de risas.

Shoto Todoroki a sus 17 años de edad, fue diagnosticado con alexitimia, transtorno de nacimiento que es erróneamente descrito como el "vivir sin emociones". Las personas con alexitimia sí que pueden sentir emociones, pero algo falla en medio del proceso y no son capaces de etiquetarlas en sí mismos y, en muchas ocasiones, en personas externas.

Shoto podía sentir, sentía emociones fuertes en momentos importantes de su vida y era demasiado frustrante el sólo saber que sientes algo sin saber qué es.

Se sentía como si las emociones fueran un bello y delicado manuscrito redactado con la letra de carta más bella que pudiera existir, y él fuera sólo una persona ignorante que no sabía leer. Veía algo que sabía que era hermoso, mas era incapaz de comprender las letras plasmadas sobre el papel.

A lo largo de su vida el joven se había acostumbrado a ser etiquetado como "insensible" pero él realmente no podía sentir empatía hacia algo que desconocía; como cualquier persona sabe que los gritos están relacionados con el enojo, las lágrimas con la tristeza, las risas con la felicidad, y los titubeos con el miedo. Pero las emociones humanas son caprichosas y van mucho más allá que esas vagas interpretaciones, y él era consciente de ello. Shoto era consciente de que había miles de sentimientos que invadían el corazón y la mente de las personas y la suya como parásitos, pero incluso viendo a una persona romper en un amargo llanto, tenía la necesidad de preguntar si dicha persona estaba triste, realmente era así con todas las emociones, necesitaba preguntar qué sentían las personas para darse el caprichoso lujo de sentir empatía.

Con el tiempo había aprendido a preguntar cómo se sentían los más cercanos a él, por más estúpida que sonara la pregunta ante personas a las que les parecía la obviedad más grande. Y eso le ayudó. Sin embargo, él no podía hacer lo mismo consigo mismo, por lo que seguía sin conocer sus emociones y continuaba sintiendo que no sentía lo correcto. Que si todos estaban llorando a su alrededor, él también debía hacerlo, o que si todos gritaban, lo correcto era que él lo hiciera también.

Debido a todo ese tema, la terapeuta de Shoto le había dado una recomendación: que comenzara a escribir un diario. Ella sabía que Shoto leía mucho y adoraba ver películas, incluso si le costaba entender a gran parte de los personajes, por ello le dijo que escribiera todo lo que sentía y luego lo leyera, que recordara todas esas palabras escritas por sus autores favoritos y los comparara para ser capaz de ponerle por fin un nombre a cualquier sentir que le presionara el pecho.

 Ella sabía que Shoto leía mucho y adoraba ver películas, incluso si le costaba entender a gran parte de los personajes, por ello le dijo que escribiera todo lo que sentía y luego lo leyera, que recordara todas esas palabras escritas por sus autor...

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DIOS, demasiados nervios me dió publicar este capítulo JAJAJ. Digamos que es un tipo prólogo.

Traté y seguiré tratando de investigar bien acerca de la alexitimia para representarlo de la mejor forma posible. <3

Por lo que he investigado hay varios tipos de alexitimia y en cada persona es diferente. En el caso de Shoto él no puede reconocer sus emociones en sí mismo o en otras personas, y comenzará a escribir su diario para ser capaz de comprender mejor sus sentimientos sin necesidad de recurrir siempre a su psicóloga.

Espero mi adaptación esté a la altura de la historia original a pesar de la gran variante que metí en mi fic 😿

Luego haré una mejor portada, esta es temporal.

Eso es todo- me despido hasta el siguiente cap.

Querido diario | SerorokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora